Convivencia costalera en las Cinco Llagas







La mayor satisfacción de entre las posibles, el latido sin tregua, la máxima recompensa que un cofrade puede recibir en sus adentros durante el tiempo de vísperas, a lo largo y ancho de los preludios, no es sino el disfrute intenso e intensivo de la vida interna de su Hermandad. Esa gratificante reciprocidad, la retroalimentación entre el cofrade y la institución, entre la institución y el cofrade. La vivencia, la quintaesencia, la excelencia. No tiene precio ni parangón ni analogía. Se trata de la dulcificación, de la integración, de la compensación más cimera, más gloriosa, más perdurable, más paradigmática de cuantas puede recibir un hermano de a pie, un miembro de junta de gobierno, un cofrade anónimo de la mano del día a día de su institución cofradiera. Actos, encuentros, confidencias, fraternidades, gestos, apoyos. Hoy publicamos una convivencia costalera a modo de ejemplo de otras tantas celebradas estas semanas en las Casas de Hermandad. El clásico pescaíto a los costaleros en la noche de la mudá de los pasos. O del penúltimo ensayo. O cuando cada cofradía lo tenga estipulado. Ilustran esta página la correspondiente a la cuadrilla de costaleros del Señor de la Vía-Crucis (Hermandad de las Cinco Llagas). Una noche memorable de compañerismo, de excelente ambiente, de prometedores augurios y de confesiones personalizadas. La Cuaresma en estado puro.

1.- Enrique Víctor de Mora, Jesús Rodríguez Velasco y los hermanos Gallego Montiel junto a numerosos costaleros del Señor de la Vía-Crucis.
2.- La Casa de Hermandad de las Cinco Llagas acogió esta animada convivencia.
3.- Hermanos de la Hermandad y devotos del Señor de la Vía-Crucis unidos en una misma cuadrilla, en una misma Fe, en una misma meta.
4.- José Enrique Sánchez izquierdo acompañado por otros miembros de la cuadrilla.
5.- El Hermano Mayor de las Cinco Llagas Juan Lupión junto al capataz del paso Manuel Campos y a los restantes integrantes de su equipo.
6.- El Capiller José Andrades y el Fiscal de Reglas Ernesto Romero, de las Cinco Llagas, y el cofrade Juan Manuel Pérez-Rendón.

Publicado en el periódico La Voz – Sección La Sacristía

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