En alguna medida hemos contribuido a la causa. Mañana lunes se estrena en Jerez -¡oh Villamarta que recuperas tus antiguas hechuras de cine de puertas abiertas a las mejores películas del siglo XX!- el filme de Imanol Uribe ‘Miel de Naranjas’. No pecaremos de chovinismo ni –menos aún- de oportunismo: la ocasión la pinta calva: pasemos de la idea al hecho y de lo abstracto a lo concreto: responde el evento cinematográfico de mañana a la interlocución de un concatenado sistema de causalidades. Hemos dado en el clavo sin dejar cabos sueltos. Jerez merece un estreno cinematográfico internacional. Dejémoslo –para no pecar de presuntuosos- de ámbito nacional. E irremediablemente hemos tenido que recurrir a la magnificencia escénica, arquitectónica e histórico-artística de Villamarta. Ni Sala Compañía ni salas multicines ni auditorios semejantes. Ya lo presagiaba sin parpadeo de visionarias retinas periodísticas el siempre jerezanísimo Juan de la Plata: nuestro coliseo debe recuperar su antaño esplendorosa funcionalidad de cine de altos vuelos (ficcionales). Tornemos en sensatez cuanto fuera anulado por los jirones del olvido: ¿es viable la recuperación económica de los presupuestos del Villamarta si compaginara la programación escénica –la teatral, la musical, la operística- con la cinematográfica? Mañana nuestro teatro registrará un lleno hasta la bandera. Y en las actas notariales de la intrahistoria local quedará consignada la novísima experiencia de no pocas generaciones de jerezanos que apenas recuerdan –o directamente jamás vivieron- una proyección de cine allá por calle Medina. Aquellos que concurran no habrán de perderse el magnífico libro editado por EH Editores –puesto a la venta in situ- cuyas páginas recogen, a modo de álbum congénito y alumbrador, las fotografías del rodaje. Su autor: José Antonio Carmona. Su editor: ya está dicho: EH Editores, editorial del Grupo Romero Caballero. Decía Kierkegaard –y es frase que aludo y abono de continuo- que aunque la vida sólo puede entenderse en retrospectiva, tiene que vivirse en perspectiva. No olvidemos –la perspectiva- mañana tarde, mañana noche, en el patio de butacas del teatro jerezano. A veces resulta favorable entornar la mirada –también la interior- hacia opciones del pasado cuya recuperación revierta en la rentabilidad del presente.