Vargas Llosa: "Esta Chunga me ha levantado el corazón"


Fuente: ALBERTO OJEDA 

A Mario Vargas se le ve muy a gusto cada vez que está acompañado de Aitana Sánchez Gijón. Llevan años frecuentándose, siempre con la excusa del teatro, y se nota la complicidad. Esta mañana estaban de nuevo juntos en el Teatro Español, en la rueda de prensa en la que han presentado La Chunga, montaje que se estrena mañana en este espacio. El Nobel peruano ha utilizado un eslogan publicitario de un conocido pisco peruano para definir la impresión que le ha causado la adaptación urdida por el director Juan Ollé: "Me ha levantado el corazón".

Lo decía entre risas. Y es que estaba feliz y satisfecho con lo que había visto en los últimos ensayos de la obra. "Con el teatro siempre he tenido muchas sorpresas. Uno suele ver cosas muy diferentes de las que cree haber escrito. A veces son gratas y otras no tanto. Pero esta vez ha sido una sorpresa gratísima". Lo primero que cogió desprevenido a Vargas Llosa fue la decisión de Aitana Sánchez Gijón de interpretar a la Chunga. Él les había dado carta blanca (a ella y Ollé) para que escogieran la pieza que quisieran dentro de su repertorio dramático. "Cuando me dijo que quería hacer este personaje se me pusieron los pelos de punta", reconoce.

Pero sus recelos iniciales se han atemperado definitivamente: "Era el único personaje mío que pensaba que ella no podía hacer. Aitana es culta, refinada, elegante. La Chunga es todo lo contrario: primitiva, elemental, bárbara... Pero me ha demostrado que estaba equivocado garrafalmente: ha hecho un trabajo admirable". La actriz reconoce que todo su esfuerzo para dar credibilidad a su interpretación ha ido es la misma dirección: "Convertirme en un cactus piurano", confiesa. Así es como define el propio Vargas Llosa a su criatura.

El autor de Conversación de La Catedral destaca de la versión de Ollé su respeto a los fundamentos de la obra pero también sus aportaciones: "Un director no debe traicionar las esencias del texto pero puede aportar muchos elementos, más un director creativo como Juan Ollé". En La Chunga del Teatro Español, Vargas Llosa aprecia el condimento de la poesía, salido de la cosecha de Ollé, con el que lleva trabajando desde antiguo. Cuando el escritor decidió hacer una suerte de lectura dramatizada de algunos de sus textos se puso en sus manos para que le marcara unas mínimas indicaciones que le hicieran sentirse más seguro. Luego asumió más riesgos todavía, de la mano también de Ollé, cuando se subió a las tablas para interpretar La verdad de las mentiras en compañía de Aitana Sánchez Gijón. En camerinos, antes de salir a escena, el escritor, en estado de pánico, le preguntaba a la actriz: "¿Seguro que ya no hay marcha atrás?".

La obra, a la que se la ha limado el colorismo local para darle una impronta universal, transcurre en Piura, una de las ciudades donde se crió Vargas Llosa. Y allí lleva también la trama de su última novela, El héroe secreto, que publicará Alfaguara en septiembre (lo acaba de anunciar la editorial). El autor peruano regresa a su tierra tras un periplo narrativo que en los últimos años le ha llevado al Congo (en El sueño del celta) y París (Travesuras de la niña mala). "Es un Piura muy diferente. Ya no es el territorio aislado por arenales. Ahora es una Piura a la que la modernidad a homologado con otras ciudades, incluso sus barrios más populares".

Vargas Llosa ha querido hilar la obra de teatro con la novela: "Tienen grandes paralelismos. En ambas me centro en individuos en mitad de una maraña social que les procura oportunidades pero también fracasos". Y adelanta que prejuicios atávicos como el machismo que da lugar a la violencia están en el sustrato de la historia: "Aquí en Europa está muy atenuado pero en países como Perú todavía está muy arraigado". Y no quiso decir más.


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