Qué tu silencio venga hasta mis brazos,
Se ahonde y se transforme
De pronto en un murmullo,
En un acercamiento de la entraña,
Y que todo tu ser esperanzado
Se articule hacia luz,
Prorumpa,
Y sea voz, tu voz,
O nada más - y entonces desplomándose -
Tu cabeza, mi pecho, nuestro abrazo.
(Del poema titulado ‘Esperanza’ de Jorge Guillén)