Artículo del día de Antonio Burgos en ABC. La corbata tampoco abdica

Tuvimos antier noche en la más que bicentenaria Real Academia Sevillana de Buenas Letras reunión extraordinaria en la que su directora Enriqueta Vila, americanista y numeraria de la Historia, nos expuso la insostenible situación económica, de echar el cierre, a la que está abocada la institución, tras denegar el Ministerio de Cultura la subvención que la sostenía. Hay una Ley Wert contra las Reales Academias que no radican en Madrid ni son la Real Academia Gallega, pero nadie habla de ella. Claro, no es cosa de que los académicos nos manifestemos con camisetas verdes llamando a Wert lo que se merece. Aunque quizá no hubieran desentonado las camisetas verdes en la propia junta que comento y tras la que llamo la atención de los poderes públicos, a ver si salvan a nuestra Real Academia Sevillana tal como han librado de pareja penuria económica a la Fundación Blas Infante. A lo que iba, a las camisetas verdes. Podíamos los académicos haber ido de camiseta verde a dicha junta, porque me puse a contar corbatas y salvo servidor y otros tres o cuatro de la antigua observancia, nadie la llevaba. Y las chaquetas sin corbata no tenían tampoco mayoría absoluta frente a las mangas de camisa, algunas como la negra camisa flamenca de los palmeros de José Mercé. Por eso luego, leyendo la primera edición de ABC en la maravilla de Kiosko y Más, me confortó bastante la nota de apoyo a la información sobre la única abdicación que se produjo el viernes en La Zarzuela, a saber: la del Doctor Villamor en el Doctor Cabanela, a efectos de la Real Cadera. En esa nota sobre la rueda de prensa "en Zarzuela" (como se dice en tertulianès, sin el artículo "La", como si fuera Zarzuela de Mariscos), decían que habían asistido 110 periodistas, que ya son periodistas, de 70 medios, que ya son medios. Y añadía: "Algunos periodistas y cámaras tuvieron que aguardar a la puerta a que les enviaran corbatas y chaquetas para poder acceder a Zarzuela. Algunas prendas llegaron por mensajero". Óle con óle y olé a don Rafael Spottorno, jefe de la Casa de S.M., por mantener las formas. Si a la Institución Monárquica le quitamos la liturgia estamos a cinco minutos de la tricolor, como quieren los que cogieron el viernes aquella perra para que S.M. abdicara. La chaqueta y la corbata obligatorias, gracias a Dios, tampoco han abdicado en La Zarzuela, quizá ya uno de los pocos sitios de España donde se exigen. No es de recibo que en un acto de gala los fotógrafos y los cámaras vayan disfrazados, como suelen, de Indiana Jones, o que los redactores acudan, ¿qué digo yo?, como académicos de la Sevillana de Buenas Letras a junta extraordinaria: en mangas de camisa negra. Yo me acuerdo cuando en el restaurante Jockey, por mucho dinero que tuvieras y muy buena que fuera la Visa Oro de tu empresa o de tu partido, no podías recibir la estocada hasta la bola de la factura si no ibas con corbata. Para lo cual el metre, al verte llegar despechugado, te ofrecía una bandeja con varias, para que eligieses y te la anudaras en el baño. También daban la obligatoria corbata de ida y vuelta a los que daban el cante de querer entrar despechugados al Real Círculo de Labradores. Y en el comedor del Hotel Alfonso XIII me convidó a almorzar una vez Rafael de León con un joven profesor que estudiaba su obra. El joven profesor iba en mangas de camisa. El metre le ofreció una chaqueta, que se tuvo que poner. ¡La de bromas que le gastó Rafael con la chaqueta prestada, absolutamente horrorosa! Tantas, que al salir, cuando el metre se acercó a retirar la prestada chaqueta, Rafael de León se encampanó muy serio en su broma: "¿Devolver la chaqueta? ¡De ninguna manera! Esta chaqueta es ya para él para siempre, se la regalo yo, que la apunten en mi cuenta. ¿Pero usted no ha visto lo bien que le sienta la chaqueta a este hombre, lo guapo que está con ella?". Sospecho que a La Zarzuela hay que mandar las chaquetas por Seur porque ya están hartos de que se las queden los que iban de Indiana Jones, al verse guapos con ella.

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