“En el estudio del violín se necesita
una gran paciencia. Hay que ser muy sensible y preciso para la afinación de las
notas”
El renombrado violinista jerezano de
prestigio internacional Enrique Orellana protagoniza una nueva sesión del ciclo
‘Diálogos en Bodegas Álvaro Domecq’ incluido en la programación cultural
Cultusema
“Con don Antonio Arias me tocó la
lotería. Los años que pasé estudiando a sus órdenes fueron maravillosos”
“¿Que si me siento profeta en mi
tierra? Bueno… echo en falta ciertas actitudes”
“Yo estoy muy agradecido a la Real
Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras por mi nombramiento de
Académico Correspondiente. Institución que además desarrolla una intensa labor
de comunicación sobre muchos temas de actualidad”
Enrique Orellana es un violinista de alborozado y
lustroso crédito y prestigio internacional. Acaso Jerez de la Frontera aún no
haya rendido los honores adecuados a la excelsa categoría de su reputada
trayectoria profesional. Amén la humildad personal que destila por doquier
–rasgo legítimo y legitimado de hombres virtuosos para con el dominio de su
género artístico-, Enrique suele mostrarse risueño al ritmo de su contento
interior, cortés con arreglo a las mantenidas formas a la antigua usanza del
trato social, recreativo en la conversación siempre reveladora, franco y veraz
frente a la realidad circundante del tiempo presente e inalterablemente honesto
al amparo de su esfuerzo y su centrípeta capacidad de trabajo (que deviene como derivable sinfonía de
certezas humanistas).
Ha protagonizado una nueva sesión del ciclo
‘Diálogos en Bodegas Álvaro Domecq’ incluido en la programación cultural
Cultusema. Tan sólo nos solicitó un leve e incluso comedido favor: que el
violín de sus años de estudio y sus décadas de rotundos e inocultables triunfos
a lo largo del ancho mundo apareciese –asido a su imagen- en la fotografía de
esta entrevista que enseguida principia –ab imo pectore- bañada en la liquidez
de la más solícita sinceridad…
- ¿Cómo
comenzó su afición o, por mejor decir, su vocación por la música en general y
por el violín en particular? ¿Fueron duros los inicios de estudiante?
- Mi afición por la música creo que nació conmigo: en mi
casa siempre se ha hecho música, pues mi padre era un tenor aficionado que
poseía una gran voz y que cantaba con una gran musicalidad. Posiblemente esa
musicalidad le venía de haber estudiado el violín, que tuvo que dejarlo por la
rotura del brazo izquierdo, él estudiaba con don José Martínez Carmén (que más
tarde sería mi primer profesor, del que guardo mucho cariño). Como te decía, en
mi casa acompañado por el maestro Navarro, se reunían unas voces que en los
años 40 había en Jerez de mucha categoría: recuerdo al barítono Julián López
Camacho, que tenía una voz prodigiosa, al tenor José Caballero, la soprano Loli
Peña, en fin, que se celebraban unas veladas musicales maravillosas.
-
¿Algún profesor que le haya marcado de un modo innegable?
- Yo
empecé a estudiar música a los ocho años, el violín a los doce en la recién
creada Escuela Municipal de Música por don Moisés Dávia (hoy Conservatorio
Joaquín Villatoro). Ahí empecé a estudiar violín con don José Martínez Carmén.
La verdad que fue mi progreso muy rápido, pues a los dieciséis ya estaba en el
Real Conservatorio de Música de Madrid, para continuar con mis estudios. Al
llegar a Madrid un violinista sanluqueño (amigo de mi padre), profesor de la
Orquesta Nacional, nos puso en contacto con don Antonio Arias, (me tocó la
lotería). Los años que pasé estudiando a sus órdenes fueron maravillosos. Te
contaría infinidades de vivencias: recuerdo que tanto él como su esposa me
trataron casi como a un hijo. Muchos días al terminar la clase, me sentaban a
comer con ellos. Antonio Arias era un estudioso de la técnica del violín. Por
aquella época preparaba una gran Antología de Estudios para el violín, con un
trabajo minucioso técnico de cada uno de los estudios. Yo tuve la fortuna de
estudiar casi todos antes de publicarse. Para no extenderme más, solo diré que
a él le debo casi todo lo conseguido con el violín. La verdad que los años
pasados en el Conservatorio fueron duros, pasé cinco años de estudio, llegué a
estar estudiando ocho horas diarias. Eso de los dieciseis a los veintiún años,
viviendo solo en Madrid. Se necesita una gran fuerza de voluntad. En esa época
de mi vida asistía a conciertos de la Orquesta Nacional (mi profesor Antonio
Arias era titular de dicha orquesta), conciertos del Quinteto Nacional,
Cuarteto Clásico de RNE. En verdad vivía para la música y al final lo conseguí:
he vivido de mi pasión por la música.
- En no
pocas ocasiones le he escuchado una suerte de máxima imbatible: “Se debe
estudiar despacio para luego tocar rápido”. Es así, ¿verdad, Enrique?
- En el
estudio del violín se necesita una gran paciencia, el diapasón del violín no
tiene trastes como la guitarra. Por eso hay que ser muy sensible y preciso para
la afinación de las notas. Requiere que el arco frote las cuerdas en el sitio
exacto. Mi profesor decía: cuidar el punto de contacto del arco con las cuerdas
para el buen sonido, flexibilidad en ambas manos, pues cualquier dureza se
reflejaba en el sonido.
- ¿Cómo
surgió la prodigiosa y, en un amén, fructuosa aventura de la Fundación de la
Orquesta de Radio Televisión Española? ¿Qué recuerdos guarda de tan prolífica y
fecunda época?
- Yo
terminé la carrera en Junio del 1964, conseguí el Premio de Sarasate, y ese
mismo año se convocaron las oposiciones para la recién creada Orquesta
Sinfónica de RTVE. Me presenté y gané una de las plazas de violín, en ella he
pasado treinta y seis años. He vivido momentos increíbles, por el podium de la
Orquesta han pasado directores de talla mundial. Nombraré algunos: Igor Markevitch, Sergio
Celibidache, Lorin Maazel, Kondrashin, Eliahu Inbal, Yuri Ahronovich, Sergio
Comissiona, los maestros titulares españoles Enrique García
Asensio, Antonio Ros Marbá, Odón Alonso, Miguel Angel Gómez Martinez, los
directores españoles Jesús López Cobos, Rafael Frühbeck, para no extenderme más
diré que todos los directores españoles. (Solistas), Henry Szering, Anne Sophie
Mutter, (violinistas), Mstislav Rostropovich (violonchelista, también nos
dirigió en concierto) Alicia de Larrocha, Joaquín Achucarro, Alexis
Weissenberg, Rafael Orozco, André Watts, Dimitri Bashkirov, (pianistas) sólo
son algunos, Nicanor Zabaleta (arpista), Narciso Yepes (guitarra) Victoria de
los Angeles, Monserrat Caballé, Teresa Berganza, Pilar Lorengar, Alfredo Kraus,
Plácido Domingo, Luciano Pavarotti. Lo dejo aquí para no hacer la lista
interminable.
Con la música por bandera
- Usted
ha llevado la música -o incluso podríamos decir que la música le ha llevado a
usted- por medio mundo… ¿Qué valoración comporta sentirse embajador musical a
lo ancho del mapamundi internacional?
- Sitios
que he visitado como profesor de la Orquesta de RTVE... Toulouse (Francia),
donde tocamos la versión íntegra de la Atlántida de Falla, en esa ocasión nos
dirigió el Maestro Ernesto Halffter (que fue quien terminó la composición de la
obra). En octubre de 1971 la Orquesta Sinfónica de RTVE inicia una gira por los
Estados Unidos de América con más de treinta conciertos, para terminar en
México. Recuerdos importantes en la Sala Carnegie Hall de New York,
interpretamos en versión concierto La Vida Breve de Falla, interpretación
maravillosa de la soprano española Pilar Lorengar, el fandango lo cantaba José
Menéses, a la guitarra Enrique de
Melchor, un lujo de intérpretes. En el Kennedy Center de Washington llevábamos
de solista a la pianista Alicia de Larrocha, otro lujo de intérprete, en esa
gira de cuarenta y cinco días hicimos la friolera de treinta y ocho conciertos.
De Estados Unidos pasamos a México. En El Palacio de Bellas Artes de México
D.F. actuaba de solista Joaquín Achúcarro. En el año 1975 volvíamos a Estados
Unidos para otra gira de más de treinta conciertos. En esta segunda gira
empezamos en New York y terminamos en San Francisco en el Memorial Auditorium.
Cruzamos el charco y nos fuimos a Inglaterra, donde hicimos un concierto
memorable en el Royal Festival Hall de Londres, de allí pasamos a Bélgica. En
1976 regresamos a Francia, a la ciudad de Bourdaux, donde interpretamos La
Creación de Haydn bajo la dirección de Igor Markevich. En los ochenta, gira por
Suiza, actuamos en Zurich, Lugano, Lausanney Ginebra. En Francia actuaciones en
París y Metz. En el año 1988 nos fuimos a Japóntres semanas, dimos catorce
conciertos, destacando en el Auditorio Suntory Hall de Tokio. De España se
puede decir que la hemos recorrido varias veces, en especial los Festivales de
Granada y Santander, los cuales visitábamos con frecuencia. Recuerdo un año que
hicimos las 9 Sinfonías de Beethoven. ¿Me preguntabas que sentía en éstos
viajes? Responsabilidad y orgullo de presentar nuestra música con la Orquesta
Sinfónica de RTVE.
La preparación física del violinista
- ¿Qué
preparación puramente física ha de cuidar un buen violinista? ¿Las lesiones más
frecuentes se producen en el llamado lesiones codo de tenista o en la mano?
- La preparación de un músico de
orquesta para mí es reparar la técnica que se pierde con un trabajo tan rápido.
Nosotros en temporada de conciertos empezamos los ensayos el lunes y el jueves
por la mañana hacemos el ensayo general con público. Cuando se presenta una
obra que no hemos interpretado nunca, nos faltan horas de ensayo. Lesiones yo
por ejemplo he sufrido codo de tenista en mi caso de violinista, sufren los
oídos, pues la sonoridad de la orquesta es a veces muy fuerte y continua.
- “La
música da alma al universo, alas a la mente, vuelos a la imaginación, consuelo
a la tristeza y vida y alegría a todas las cosas”. ¿Qué opinión le merece esta
cita de Platón?
- Está
todo dicho. Es la pura verdad.
- ¿Se
siente profeta en su tierra?
- ¿Me siento profeta en Jerez? Bueno... que quieres que te
diga... haré una comparación: si yo hubiese sido futbolista y jugado en un
equipo de Primera División, en el ambiente deportivo sería más conocido...
Tratándose de la música, echo en falta ciertas actitudes. Te comento: cuando
volví a Jerez, me ofrecí al Conservatorio y a la Orquesta Álvarez Beigbeder,
por si me necesitaban... y sigo esperando el día que me llamen, y en cuanto al
Conservatorio, se puede decir que yo salí del inicio de su andadura... Creo que
treinta y seis años de experiencia de saber cómo tocar en orquesta... pues
tengo algo de lo cual se podían aprovechar la juventud.
- Es
usted Académico Correspondiente de la Real Academia de San Dionisio de
Ciencias, Artes y Letras. Un académico, además, activo y muy presente durante
el año en la vida académica, además de muy querido por sus compañeros de
corporación. A su juicio, ¿cómo definiría el momento actual –en qué estado se
encuentra- de la Real Academia de San Dionisio?
- Enlazo
esta pregunta con la anterior. Yo estoy muy agradecido a la Real Academia de
San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras por mi nombramiento de Académico
Correspondiente. ¿Definición del momento actual de la Academia? Creo que
desarrolla una intensa labor de comunicación sobre muchos temas de actualidad,
los ciclos los veo muy interesantes, pero también digo que la participación de
los distintos Académicos es escasa.
- Para
finalizar, ¿qué le han parecido las instalaciones de las Bodegas Álvaro Domecq?
- La
visita a las Bodegas Alvaro Domecq me han retraido a mis catorce o quince años
de edad, cuando trabaja de la mano de mi padre, en las Bodegas Bobadilla de la
calle Cristal: pasear por las andanas me llenaba de viejos recuerdos.