De momento y de entrada, tranquillos: tranquilidad en las
masas. Tranquilos todos los que conozcan a don Cándido Brito, que esto no es un
gorigori. Todo lo contrario. Es un homenaje en vida. Como deben darse los
homenajes, qué título póstumo ni póstumo. Homenaje al que yo creo decano de los
músicos de Sevilla, don Cándido Brito, saxofón desde los años 50 en la
galardonada Banda de Tejera. Músico que ha cumplido ya sobradamente los 80 años
y que no se ha jubilado ni ganas que tiene, sino que sigue dale que te pego y
sopla que te sopla, corrida tras corrida, procesión tras procesión, en la Banda
Tejera, con su saxofón. Del que me acuerdo que Ramón Resa, aquel bizarro y
valiente periodista navarro avecindado en Sevilla, que le dedicó una calle en
el Sector Sur, ponía como segundo término de la comparación en la descripción
oral de los buenos banquetes oficiales de los que tenía que informar para su
periódico: "Había gambas como saxofones y vasos de tinto como
púlpitos".
Ya no hay púlpitos en las iglesias, pero sí saxofones de
arte, como el de don Cándido Brito, que no piensa jubilarse y que sigue
acudiendo cada tarde de festejo a la plaza de los toros, entrando por la puerta
de la escalera de la Sombra Alta y cruzando la verja del traslado que les han
hecho. De la Grada 9 de Sol y Sombra, con la mejora de las localidades, la
Bandatejera ha pasado a sentarse donde antiguamente el piquete armado de la
Guardia Civil que acudía a cada festejo: al comienzo del Sol Alto, sobre el
Tendido 11.
¿Cuántas veces, con su saxofón, habrá tocado Cándido para
abrir los paseíllos "Plaza de la Maestranza", ¿cuántas
"Nerva" o, ahora, el flamenqueo macareno de la saeta de "Dávila
Miura" de Abel Moreno? "Cuántas "Gallito", "Rajón Falé"
o "Chiclanera"? Últimamente he descubierto que la plaza de los toros
tiene unas localidades que ríete tú del Palau de Barcelona o de la Ópera de
Viena. Es en el 7 de esa Sombra Alta, que estás sentado al lado de una Banda
que sí que verdaderamente es Sinfónica, sin presumir de ello, y no como otras,
y que allí, bajo la caja de resonancia de los arcos de la plaza, suena que ni
la Filarmónica de Berlín, un mojón pá Von Karajan, don Cándido, que ese alemán
nunca dirigió un saxofón como el suyo. Desde lo alto de ese saxofón de arte,
más de medio siglo contemplan la emoción de un pasodoble torero como banda
sonora para un hombre que se está jugando la vida al cuajar la muerte de un
toro.
Así me explico que Brito no se quiera jubilar. Yo que tú no
lo haría, artista. Por esta parte torera y por la otra cara de la Bandatejera,
en los duales de Sevilla: por la cofradiera. ¿Usted sabe lo que tiene que ser
ir tocando "Soleá dame la mano" detrás de un palio? Eso vale por
todos los achuchones, empellonmes y arrempujones de la bulla y del niñateo que
tras el tío de la escalera tiene que soportar don Cándido cuando va con su
saxofón dale que te pego en esa banda tan sevillana que es dual: la que suena a
barrio y a capa con "Campanilleros" y la que va de fúnebre y ruán,
"Ione" con Santa Cruz.
Me explico que el saxo de la Bandatejera no se quiera jubilar
ni con 80 años. ¿Usted sabe lo que tiene que ser estrenar la Semana Santa
tocando "La Madrugada" de Abel Moreno en esa infinita vuelta de la
Virgen del Subterráneo desde la Calle Gerona a los naranjos en flor de Doña
María Coronel? ¿Y esa entrada de Madre de Dios de la Palma con la plaza de San
Pedro a oscuras y sin niñaterío? ¿Y tocarle "Valle" a la Virgen del
Valle? Todo esto lo comprende y lo sabe don Cándido. Y nosotros, los que
degustamos estas intimidades de Sevilla, comprendemos que no quiera jubilarse.
Vivió las orquestillas de fortuna de las salas de fiesta, el foso del Teatro
San Fernando, las capillas musicales que improvisaba Pantión para las funciones
principales. Por eso suena tan clásica Tejera. Por este saxofón veterano al
que, como homenaje, le pido a Tejera el viejo, que lo llegó a dirigir, a Manuel
Pérez Tejera, al tío de Pepìn Tristán: "Música, maestro, para ese
saxo". Lo que no sé es si, para que se luzca con su saxofón, Tejera va
tocarle un pasodoble a un torero de Triana o una marcha a una Virgen de
Sevilla.