‘El hombre tranquilo’, por Bieito Rubido en ABC



Como en tantas otras ocasiones, menos mal que era Mariano Rajoy, el hombre tranquilo. Él, epítome de la serenidad y la ponderación. Si algo necesita España en este momento es sosiego y neutralizar el odio. Qué le habrá pasado en la vida al joven agresor para desarrollar ese nivel de violencia antes de cumplir la mayoría de edad. Ese instante de furia tiene que ver con un caldo de cultivo fomentado con infinita frivolidad por quienes han reeditado en nuestro país la inquina ciega y contumaz al oponente político, amplificada por determinados medios. Se suma a ello el vapuleo de los valores democráticos fomentado en los últimos años. Hasta el punto de escuchar a dirigentes en ejercicio alardear de que "si no nos gusta una ley, no la cumplimos". Mal síntoma ese ataque en Pontevedra. Menos mal que la víctima fue Rajoy, porque su mesura personal convertirá el episodio en una oportunidad de hacer pedagogía ante algunos noveles políticos que no son ajenos a este ambiente de crispación.


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