Amor versus oídos tapiados

Por Marco A. Velo. Publicado en Diario de Jerez

Por la emergencia de tu gesto ingrávido captaremos, Señor de manos atadas –cruce fatal del reus es mortis-, captaremos, sí, el fedatario calibre del infinito. Un abracadabra de lucidez y discernimiento. Me miras, impávido, de frente (como tentando al punto la suerte de mi incondicionalidad). Abotonas o desanudas –zigzag, tictac-  el aspaviento de los desarraigados La llantina incandescente de aquel pugnaz arrepentimiento de ojeras somnolientas. Y seremos como una brisa –abrupta, caliente- de túneles sin palabras. ¿A qué ton llegar siempre tardíamente a las citas de tu inconsútil –sin costuras, tejida de vigilias y desamparos- túnica morada? ¡Dios mío: verso de pie quebrado!: cómo anocheces hoy sobre esta insepulta reflexión con la intensidad desconcertante de un papel en blanco. Cómo desglosas el itinerante azogue de la redención. Los cofrades –siempre pies en polvorosa corre que te corre- visitamos tus hechuras a la penumbra cuaresmal del celemín de la conciencia. ¿Incienso o cortina de humo que desdibuja y difumina y diluye nuestra poquedad? Es tu amor un lenitivo irreversible. Un sí bemol que entona la blancura de la zarza…


Amor nos das: cuatro letras que son correa de transmisión de una poética extraviada. Crecemos resquebrajados de arias fraternales. Enconados en el dorso de la vida. Como garrapatas de nuestro acerado yoísmo. Amor versus oídos tapiados. Releo aposta la optación del poeta: “Hambre de Dios, Dios mío, tener hambre de Dios. / Pero aún es más prodigio que Dios mismo / tenga y siga teniendo sed de hombre, sed de hombres”. Yo sé –porque me tienes malacostumbrado- que de nuevo contaré –tan feble mi estatura moral, tan menguante la reciedumbre de estas letras ahora cojitrancas- con el nunca extinto brío de tu abrazo (allá cuando la Luna de Nisán ayune bajo el nacarado diagnóstico de otro padrenuestro). Salgo –anónimo de antifaz- a tu encuentro. Las distancias las marca este ambiguo e inconfeso firmante. Las cercanías, la derramadora expansión de la cruz. Nos das amor a los cofrades, Señor, amor a raudales, amor a mansalva: ¿crees de veras que seremos capaces de digerir y de somatizar la mención, la dimensión y la sobredimensión –asumible o inasumible- de tu generosidad?  

PROGRAMACIÓN CULTURAL

PROGRAMACIÓN CULTURAL