El monumento. Columna semanal de Manuel Pareja en Diario de Jerez

Cuando el pasado jueves el Ayuntamiento anunció que sometería a debate la instalación de monumentos religiosos en la ciudad, lo que estaba diciendo en realidad es que no quería más expresión religiosa en la calle, que ya está bien, que, entre Iglesias, estatuas, y Hermandades procesionando todo el año, vamos más que sobrados. Es más suave decir que no a cámara lenta que de sopetón, y para eso, "someter algo a debate, a profunda reflexión", viene que ni pintado. Alguien le ha aconsejado a tiempo a la alcaldesa, y ha rectificado, con buen tino. Un aplauso. Al margen de la anécdota, lo que subyace es el eterno debate del Estado Laico. Piensa la izquierda de este país que ambos ámbitos deben estar separados; y tienen razón, pero eso no es motivo para cercenar la libertad religiosa, ni para hacer distingos, ni para esconder a los católicos en las iglesias. En este ambiente de polarización ideológica que abandonó el buen hacer de la generación del 78, que ahora se pretende derribar, si apoyas a la congregación religiosa de Montealto que pide permiso para poner a la Virgen en la Rotonda, eres poco menos que un peligroso nacional-católico, invertebrado, machista y antidemócrata. Si, por el contrario, pides a gritos que no se permita tal atropello, eres un moderno ciudadano progresista, laico y tolerante. Y a mí me parece que ni una cosa ni la otra: que las monjas llevan muchos años haciendo bien en la ciudad y que una Virgen no molesta a nadie. Este anticlericalismo que vuelve a resurgir en ciertos ambientes, responde a un sectarismo bobo y anticuado; la ciudad es muy grande, cabemos todos, y la expresión de todas las sensibilidades es posible, acaso deseable. Este pensamiento débil provoca que muchos se sientan heridos por nada, en nombre de no sé qué principios democráticos. Más tolerancia y menos sectarismo.

PROGRAMACIÓN CULTURAL

PROGRAMACIÓN CULTURAL