Ana María Barra, de parte de la Reina - Columna de Marco A. Velo en Diario de Jerez




Pepe Pérez Raposo -agudísimo tamiz andaluz- luce su teba primavera verano -comprada expresamente, cuando entonces, para el primer pregón de la Juventud organizado por su Hermandad de las Cinco Llagas-. Mariano Cross -pelo cano, omnisciencia de buenas maneras- viste de riguroso negro -que no luto- porque los cofrades de pro encarnan siempre -incluso en los andenes de la Gracia- la etiqueta de postín de la Hermandad a la que representan. Aquí traje oscuro y corbata prieta y camisa inmaculada -marmórea de puro planchada- tal así la blanquinegra túnica de su hermandad de la Coronación. Colores de rango y canon cofradiero. Se aproximan ahora dos Franciscos: Paco Coro y Paco Carrasco, ambos con media sonrisa de finísimo sentido del humor a la inglesa cortado. José Salido Paz, bien plantado, con su traje mil rayas a la manera de diplomático de germanías, ya solicita atención entre los presentes. Todos aproximados al dintel del portalón…

Algún penúltimo detalle organizativo susurra José Luis Larraondo, a la sazón responsable de la limpieza de la algodonada solería de aquella entradilla al edén -antesala de prolepsis y monorrimo- donde el tiempo ya no estimula ningún tictac. Paco Rodríguez Romero -legendario archivero de la Vera-Cruz- no siente ahora ni asomo de dolor en sus lentos andares de pasos cortos y rítmicos. Una esplendente luz de fulgor plateado cubre toda sustancial introspección. La concurrencia se entiende -es decir: se sobrentiende- sin mediar palabra. Impera el lenguaje del silencio. La praxis del silencio. La sinecura del silencio. Una ingrávida mudez que ya desanduvo todos los estertores de la vida. De todas estas vidas ahora laureadas por la perdurable incumbencia de lo eterno...

¿A quién aguardan? San Pedro -luengas barbas- ha convocado cónclave de recepción postrera. Aquello -de pura incandescencia poética- parece recibimiento solemne en sede canónica propia. ¿Quién llega al faldón de las mismas puertas del cielo? Habrá que preguntarle a Manolo, hoy adelantado en leguas de impaciencia. ¿A qué Manolo? A qué Manolo va a ser: a Liaño: nuestro postrer cronista a lo divino a fuer de redactor de una olivetti con teclados de sones celestiales. Primus inter pares. Notario periodístico del más allá. Manolo es un embate de adjetivos que ronda lo exultante. En la expresión de los muertos muy vivos no existen gatos encerrados ni trampas ni cartón.

El calendario terrenal marca a seis días del mes de mayo del año de Gloria del Señor de dos mil diecisiete. Pero ahora ni Manolo Liaño ni Pepe Raposo ni los Pacos ni Larraondo poseen ni pajolera idea del concepto del tempus ni de las volátiles y efímeras y siempre gráciles hojas de los almanaques en papel y hueso. ¡Oh, témpora: prorrateo del camelo y salsa de las tozudas vanidades! Liaño frunce el ceño, tiemblan en danza aleve sus labios, esculpe la gubia de la sonrisa -que ya asoma, incontinenti-, el corazón late en su detenimiento, lucha de contrarios de la calma chicha y la tremolina de una saudade azul celeste que anuncia reencuentros… Entre la nebulosa que envuelve esta escalera ascendente aparece de pronto la silueta elegante y renovada de una señora que siempre supo estar… Código de la ética que comparece adscrita al linaje de lo sagrado. Hay mucho Jerez en su figura femenina. Y muchísimo amor de esposa nunca impredecible…

Liaño apresura la marcha. Se adelanta a trancas y barrancas a San Pedro, quien tanto ya la lleva como la entiende… Es el pan suyo de cada día: ¿a esquela por recibimiento? Qui le sait. Algunos alcanzan la angosta puerta, otros en cambio… Esta señora que ya se aproxima del brazo de Liaño sí posee patente de corso, invitación vip, acreditación oficial, carnet de cruz y mantilla… ¿Nombre? Ana María Barra. ¿Méritos? Servicial persona, esposa con mayúsculas y camarera de la Virgen de la Paz en su Mayor Aflicción. ¿Más avales se precisan? Jamás de los jamases: si viene de parte de la Reina, que pase la buena mujer, que pase…

PROGRAMACIÓN CULTURAL

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