Cuando la imaginación toma cuerpo


























Rotundo éxito de la segunda edición del Look Art’s Day en el Baluarte de la Candelaria 


MAV COMUNICACIÓN - TEXTO: MARCO ANTONIO VELO

Al alba sería. Domingo. Cádiz amanece ad nutum. A voluntad. Como un beso que clarea el estribillo de la mañana. Como un verso quebrando albores de esta primigenia canícula ya en ciernes. Se presume calor casi como reincidencia de fogonazos antiguos. Catalina y Sebastián, castillos de piedras enamoradas, toman a sorbos el clarear de un nuevo día cuya temperatura sube como la estética indivisible del momento. Aquí, en este suelo de prosa de Fernando Quiñones -hoy inmortalizado en el bronce de la memoria- también el astro rey actúa a sus anchas. No en balde hemos puesto pie en la misma Cuna de la Libertad. El cielo aún no ha cobrado un color oliváceo. El edén de Cádiz -otrora plata quieta en las letrillas de Paco Alba- baja tan sólo unos escalones del Reino de Dios. Por ende el horizonte -siempre en apoteosis de registros de azules- simboliza la singladura del mar -de su aguaje revuelto o sereno- acá y acullá. La ciudad despierta, se despereza, silencia aún la inminente despedida de una madrugada con olor a sal fresca y a confidencia horizontal. Las calles adoptan la tez paliducha del indeciso despertar. Las noches de verano en la Tacita no tienen aún parangón: nunca las horas vacías encontraron aposento entre su anagrama de divertimento y el sobredorado anclaje de la convivencia nimbada de asueto… Los jóvenes gaditanos, del orto al ocaso, dibujan anclas de sonrisas en sus rostros despiertos…

Es temprano aún. Domingo. No resulta necesario agilizar el paso. Equilibramos los ritmos de la respiración. Abdominalmente en ocho tiempos. Una calma chicha impera por doquier. Se nos viene a las mientes las páginas más achantadas de ‘Trópico de Cáncer’, del escritor todoterreno Henry Miller. También aquí el aire “observa sus transacciones con aprobación”. Aprovecho al bies para zigzaguear sin orden ni concierto premeditado. Por más que callejees, jamás encontrarás en esta holografía errores limítrofes. La luz achata su cíclica inmigración para expandirla gradualmente en lontananza. Muchas ventanas y ventanales cerrados. ¿Cuánta materia de los sueños todavía agitan su hipótesis tras los cristales altos y blancos, como la misma pátina del tiempo?  Correligionarios de la duermevela ya quedaron rendidos hace horas, precisamente cuando las últimas voces de la oscuridad aminoraban el sentido de sus frases…

Llego a la altura del Baluarte de la Candelaria. Domingo. A lo lejos la mar peina el rectilíneo alcance de mi vista. Cádiz es un cristal de aumento de las gafas que aún no utilizamos. Un horóscopo de posición vertical. La carátula de un collage con forma de mojarras. En el Baluarte de la Candelaria reina la cautela de los susurros que se intercambian como medianías en reciprocidad. Altas puertas de acceso para un evento impar: el Look Art’s Day organizado en su segunda edición por la empresa Look Art Studio. Aludimos, sí, en efecto, a una empresa que marca la diferencia. Y no bailamos el agua al buen tuntún. Nos mostramos objetivos. Al pan, pan. Look Art Studio es -a troche y a moche- empresa que requiere el acicate de su mención. Siempre desde el mimbre claro de la ecuanimidad (porque el periodismo ha de fundamentarse también como vaso comunicante). Una empresa que, desde la raigambre de su silente y permanente quehacer, dará mucho que hablar. Intramuros y extramuros -¡apunten, ojo avizor, los exigentes empresarios, por ejemplo, de la industria del cine de nuestra Andalucía Occidental! En la academia Look Art Studio nadie ha regalado nada a sus fundadores. Ni siquiera el match point de cualquier inicial golpe de suerte, bola de partido.

En Cádiz capital dos jóvenes emprendedores -repito: emprendedores- trazaron un plan de empresa. Como técnicamente han de encararse. Y esculpieron cada fase con primor de perfeccionistas por pura vocación. ¿Rara avis, as de copas, comodín en el póker de la incertidumbre laboral que, tal sambenito endógeno, azota a la ciudad? Look Art Studio es una iniciativa hecha a sí misma. Entrecomillamos la confesión también digital de sus dos máximos valedores, de sus valientes -lo son a grandes dosis- hacedores, de sus dos empresarios Francisco Martín San Sabas y Narciso Sánchez Molero: “Esta iniciativa -ya realidad- empresarial se debe al esfuerzo de dos jóvenes que con entusiasmo quieren dejar de escuchar desprestigios de esta ciudad gaditana que nos encanta. Aburridos de escuchar que no hay trabajo en Cádiz y en plena crisis quisimos montar nuestra empresa y somos referente de que el trabajo tiene su triunfo. En nuestro primer año con doce alumnos, el segundo con treinta y dos y el tercero con cincuenta y ocho, seguimos luchando por superarnos, pues nuestro afán de evolucionar y de luchar están claros”.

Look Art Studio es una Academia de Maquillaje y Caracterización, escritas las modalidades con letras mayúsculas, sita en la gaditana Avenida Portugal número 13. Allí a diario la actividad crece en intensidad e ilusión siempre renovada. Los alumnos aprenden un oficio y aprehenden su futuro. Siempre asidos a las constantes de la máxima profesionalidad. Y del divertimento que concede la conjunción del mejor compañerismo. Disfrutar en la formación. Avanzan a pasos agigantados, calzados con las botas de siete leguas del respeto a cuanto realizan. Esta Academia se ensancha en progresos directamente proporcionales a todos los sinónimos del trabajo personal y colectivo. ¿Apostar sobre seguro? A la vista está sin mayores disquisiciones. En Look Art Studio existen espejos y ningún espejismo. Todo -el modélico sistema de enseñanzas y la atención del alumnado- se siembra sobre tierra fértil. Naturalidad y códigos éticos de continuo en ristre. ¿Podemos toparnos con otra semejante avanzadilla en el emprendimiento empresarial?

El año pasado organizaron cuanto vinieron en denominar el Look Art’s Day. Éxito como una exhalación. Penetración sociocultural hasta el mismo centro de la libertad creativa. Un concepto, un milagro candeal -el de la libertad creativa-, sobre el que abundaremos más adelante. ¿Trabajos de fin de curso y desfile a la luz pública? No únicamente lo dicho: también proceso creativo en vivo y en directo, competitividad y no competición, sincronización de los ritmos del arte… Los ritmos del arte: ¡cuánto saben estos alumnos de este dominio del tiempo y del diseño propio y propicio!
Es domingo en Cádiz, jornada prevista para la segunda edición del Look Art’s Day, y el Baluarte de la Candelaria, en esta mañana ya azulada de cóncava y rezumante idealidad tornadiza, principia sus acompasados movimientos de ligeros retoques en la infraestructura, en la logística, escénica… La prensa se acredita debidamente, el escenario ya dispuesto bajo el leve y aleve asomo de un calor que se presume omnipresente, llegan -van llegando- los alumnos con sus correspondientes modelos (amigos, allegados, familiares) -todos asimismo indistintamente acreditados-, la sonrisa germinal en los labios, los prefacios de la obra artística aún en prólogos de inminencia…

Emerge la ambientación diferencial. Aquí, al socaire del verso uterino, de piropos de altos barómetros, ya se palpa la motivación unánime. No falta un mínimo detalle en esta organización machihembrada y planificada como un sesudo sistema de engranajes que se hilan con unción y con funcionalidad. El espacio también interactúa. Cada dependencia interna cumple una determinada función. Taquilla, oficina de recepción y acreditación, sala de peluquería para las clases magistrales, gran photocall, roll up sobre las tablas, stand de productos de maquillaje, aulas para futuros peluqueros y peluqueras y, más próximas a las espaldas del escenario principal, toda una galería interna  para la cromática fluidez in situ de los procesos de creación de portentosas conceptualizaciones -y recreaciones- en modalidad de caracterización y de fascinantes imaginarios de bodypainting (colores que transforman el cuerpo en dioses y diosas de la mitología, en felinos subjuntivos, en esculturas tribales de la abismal y abisal imaginación. Ya suscribió el novelista Henry Miller que la imaginación es la voz del atrevimiento y los alumnos del Look Art Studio hacen gala de ello).

El body paint o bodypainting precisa de un concienzudo ensayo literario en forma de libro. ¿Qué editorial de casta alza la mano para adjudicarse la encomienda? El cuerpo desnudo o semidesnudo pronto desaparece en favor del motivo arborescente o del trazo silvestre que transmuta un ser en otro. La creatividad artística -la coloración de lo imaginativo- desmiembra la fisiología de los/las modelos cuyas partes anatómicas son fagocitadas por la obra de arte que -a paso quedo, inmovilizados, con mimo y primor y paciencia del Santo Job- emergen de dentro afuera. Mimetizando -en el big bang de la filosófica ley del eterno retorno- las inclusos primerísimas expresiones plásticas utilizadas en la misma Prehistoria. En esta galería interna del Baluarte de la Candelaria los hálitos de humanidad pronto se truecan por odas de ciencia ficción. En alabanza y prez del lenguaje corporal. Las artes y lo viviente se mixturan en un sola haz y envés. Nunca el color carne quedaría subsumido a la inoculación de la explosión de lo fieramente cromático…

Barra de bebidas y aperitivos a cargo de los simpáticos y empáticos jóvenes de Copacabana. Periodistas y fotoperiodistas inician su acción deontológica. Apresar el instante de cuanto bulle en derredor. Quevedo sentenció que todo lo fugitivo permanece y dura. En el proceso de creación de los alumnos que pintan el cuerpo de sus modelos coexiste un aura de carpe diem y asimismo una ansia sosegada de detención del reloj. La prosa y la prisa del óleo de la piel de los modelos no conocen ninguna precipitación. Todo se amansa y se modela y se modula al dictado del compás, de los tramos y las treguas de la fidelidad al diseño. La concentración ya no recrece como un plus añadido sino como un imperante hecho diferencial.  Educación y adecuación convergen en la acrobacia prevista. La imaginación, sí, toma cuerpo, cobra cuerpo, se corporativiza, se corporeiza.

La idealidad pictórica se entremezclan en esta convivencia de artistas en ciernes. De artistas ya anónimos. De artistas innominados -por el momento-. La originalidad es un contagio que marida en un amén. Fue Joahnn J. Engel quien indicara que “las ideas se encienden unas con otras como las chispas eléctricas”. Pintando, pintando, que es gerundio. No se infiltra el tiento de la duda. El alumno es un detective sin precipitación que ya adivina el marco final de la obra. La alumna es una alfarera paciente que hornea el mapamundi de un novo y nuevo ser. La modelo es un lienzo libre y amable que aguanta estoicamente la posición vertical. Y que, pasadas horas de quietismo, transforma la postura en compostura. El trazo no se desvía ningún centímetro. La dermis es el material de estos óleos con ojos abiertos. Sobre el empeine del pie descalzo surge una voluta barroca que se ramifica por el tobillo hasta ascender a la textura de la mitológica reencarnación. Colores vivos y vivificantes se derraman sobre la espalda de lo pictórico. Cada cuerpo, en el decurso de las manillas de todos los relojes, es una relectura de su inicial anatomía. La reencarnación en la personalidad dúplice.

Las mesas de apoyo ahora preñadas de material de trabajo. Herramientas cotidianas del aprendizaje que hoy adquieren emblema de arte aplicada. Una dimensión recreadora de la codificación o descodificación de la realidad. Los alumnos parten de la visible actualización física de los modelos para, en un revisionismo de vanguardia, de ismos, de reescritura de la fisiología visible para lograr, para recrear, para renacer, para parir una morfología todopoderosa, inédita, superhumana, héroes de la invención, visitantes provenientes de lo ignoto… En el Baluarte de la Candelaría -así pudo comprobarse en los aplaudidos y ovacionados desfiles de la franja vespertina- renació un universo de seres que, por mediación de la paleta de colores, también habitan inter nos, entre nosotros… Para asombro y asueto del público concurrente.

Un exitazo integral de evento exclusivo -y jamás exclusivista- en la provincia de Cádiz. Una cita de obligada asistencia para ediciones venideras. Un soplo de aire fresco. La simiente de lo venidero. Una metáfora a pecho descubierto. La fluidez innata de las bellas artes. El ensimismamiento de la mirada ajena -por admirativa-. Ningún hallazgo -irresuelto- de fingimiento. Ninguna ley mordaza para las manos que dibujan en la piel de la lírica poética humana. Por trechos la concentración da paso a tramos de silencio. Cada cual miniando los anagramas del color. Color y calor que aterrizan como infiltración de la encrucijada climatológica. La desnudez de prejuicios sucumbe ante toda suerte de encorsetamiento. Cada cuerpo es un cuadro, una pieza de museo, que late corazón adentro. El discurso de valores, el discurso de certezas, el discurso de la verdad -a su vez onírica- se halla en cada brazo, en cada cuello, en cada rodilla, en cada hombro…

A veinte pasos apenas… las clases magistrales de peluquería. Otra atmósfera. Una cátedra de cercanías y coparticipación. En el patio central, la diéresis del público que aplaude con visión y convicción. Los protagonistas activos del evento -ambos (alumnos y modelos) lo son- están construyendo la mismidad de algo -una fragua, una Faro de Alejandría, un hilo de Penélope- que oxigenará artística y empresarialmente a la ciudad de Cádiz en primer término y a buena parte de la provincia por natural expansión. ¿Son conscientes los técnicos del Ayuntamiento, de Diputación, del sector empresarial de cuanto aquí -para bien- se cuece? No desatendamos este modo de respirar, de crear, de aprender, de enseñar… Nunca antes la honestidad y la pasión estuvieron tan ligadas a la perpetuidad del arte.

PROGRAMACIÓN CULTURAL

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