‘Barbarella’ cumple 50 años



CINE Y TELEVISIÓN 

Esta película de culto elevó a Jane Fonda a la categoría de mito erótico

MAV – MIRA 

Los cinéfilos lo saben a ciencia cierta. Pasma que aún sea considerada una película de culto. Mas así es -y seguirá siéndolo- con todos los honores. Su puesta en escena agrupa una serie de encantos narrativos y visuales que no han envejecido con el tiempo. Aunque los efectos especiales, a día de hoy, parezcan del todo domésticos y hasta incluso un tanto cutres. Nos referimos a la película que, hace justamente cincuenta años, elevó a Jane Fonda a la naturaleza o, por mejor decir, a la categoría de mito erótico: ‘Barbarella’.

Pues sí: ‘Barbarella’ (1968) cumple cincuenta años. Quienes nacieron años después de su estreno de seguro tampoco olvidan la primera vez que visionaron este metraje que adaptaba el cómic creado por el prestigiado dibujante francés Jean-Claude Forest en el año 1962  (cosechó tantísimo éxito que hasta fueron consideradas las tiras de ‘Barbarella’ como el pistoletazo de salida -el punto de arranque- de cuanto hoy puede definirse como cómics de adultos).

Sin duda el dibujante se inspiró en la entonces pujante Brigitte Bardot o, lo que viene a significar lo mismo, la guapa joven liderada de atavismos y de juicios y prejuicios sociales y -sobre todo- sexuales. La creación gráfica enseguida se trasladó a la intentona cinematográfica. El éxito parecía asegurado. Se trataba de una apuesta a caballo ganador.

Así las cosas, sería el agudo el productor Dino De Laurentiis quien puso en marcha el proyecto. El guión se asignó a Terry Southern con la indispensable colaboración del autor del cómic. El encargado -pieza clave, nombre fáctico, profesional mediático- de llevar a cabo la adaptación cinematográfica fue el director Roger Vadim, más y mejor conocido por sus tórridas relaciones sentimentales y matrimonios (Brigitte Bardot, Catherine Deneuve, etc…) que por su exquisitez cinematográfica… A buen entendedor...

Con todo y con eso su elección no fue ni de lejos casual: habida cuenta dirigió
en la década anterior ‘…Y Dios creó a la mujer’ (1956), la película que había convertido a la Bardot, por aquel entonces su esposa, en universal mito erótico. Paradójicamente, cuando el proyecto llega a sus manos, estaba casado con otra rubia de quilates: Jane Fonda. Y Jane se convirtió en la protagonista de la cinta. No podía ser de otro modo. Belleza y aspiración actoral no brillaban por su ausencia en los talentos de Fonda.

Sin discusión de ningún tipo, los fotogramas más recordados de la película son sus títulos de crédito (en el transcurso de los cuales la joven y delicada Jane Fonda realiza un striptease en gravedad cero: uno de los más célebres y míticos de la Historia del cine). Jane queda como Dios la trajo al mundo después de ir despojándose paulatinamente de su traje de astronauta. Eso sí, elegancia manda, y las partes más íntimas del cuerpo se cubren pudorosamente con las letras de los letreros de los títulos en movimiento.

Posiblemente esta propuesta pop de los títulos de créditos anuncien una película que posteriormente baja en originalidad y capacidad de sorpresa. Demasiado plástico y cartón piedra a partir del minuto uno. Erotismo naif y futurismo sin pretensiones para una propuesta argumental que, por ilógica, entonces rompió moldes y que, en atención a su colorido y a su espíritu transgresor, contiene una cierta magia creativa. Estas líneas soplan las cincuenta velas de un cumpleaños bien laureado.

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