El fin de semana ofrece la estampa de los primeros bañistas
Cádiz fue una secuencia adelantada del anhelado tiempo veraniego
MAV -MIRA
El buen tiempo no ha retrasado la bajada de los primeros bañistas a las playas de Cádiz capital. Ya está aquí el verano. Huele a arena y a sal. Tanto la playa de la Victoria como la Caleta se fueron nutriendo de personas este pasado fin de semana -sobre todo el domingo-. Hubo intermitentes salidas de sol que a veces combinaba con un vientecillo fresco. Pero había ganas de bronceado. De olvidar los zarpazos del frío del siempre duro invierno. Hasta la ciudad se desplazaron además muchísimos vecinos de otras localidades.
Comuniones por doquier. Las terrazas llenas desde los primeros minutos del mediodía. El calor apretaba fuerte cuando el rastrillo alcanzaba su cénit de visita de público. Ya Cádiz pronto se llenó de chanclas. Y de sillitas de playa en ristre. Nunca es temprano para esta dicha. Para este privilegio del mar tan a mano. El Baluarte de la Candelaria acogía los últimos actos de la Feria del Libro, dedicado en esta ocasión a la literatura infantil y juvenil. Aunque para libros, los alineados en no pocos puestos del mentado rastrillo (todo un incentivo para la lectura).
Conciertos en el paseo marítimo. Música en la Plaza San Antonio. Tiendas abiertas por la zona de la Catedral y la Plaza de las Flores. Paseos de familias completas. El domingo el personal ya decide abrazarse a las olas: son los primeros bañistas. El tiempo acompaña. La climatología es favorable. No debe desaprovecharse ningún minuto. La Caleta es una de las maravillas -un metafórico verso plateado- del mundo. Sus moradores lo saben a ciencia cierta. Y pueblan este paraíso tan pronto don Lorenzo lo permite.
Hablamos con Gabriel Jorge Heredia y con su esposa Sonia Ruiz: “Nosotros venimos de San Fernando a disfrutar este domingo de las playas de Cádiz. Aquí nos conocimos y aquí regresamos siempre con nuestros tres hijos. Venir a las playas de Cádiz nos carga las pilas para el resto de la semana. Ahora ya podemos comenzar a hacerlo”. Sebastián Fernández es septuagenario, residente en el Puerto de Santa María. Viudo hace más de diez años. Y pisa las arenas de la Caleta siempre que puede, con su batallón de nietos: “Me da mucha paz interior venirme para acá. Es mi oxígeno”.
Ramón y Amparo son novios. De Loreto. Bajan a la playa “para coger color y para poder hablar y estar solos. Durante la semana es imposible encontrar huecos con el trabajo y con los estudios. La playa nos sirve de terapia. Nos lo pasamos bomba y nunca nos aburrimos”. Este fin de semana Cádiz, como no podía ser de otro modo, ha regalado luz y sol. Libertad.