De nuevo el Pregón de los Reyes Magos
Marco A. Velo – Jerez íntimo – Diario de Jerez
A vueltas con Rilke -¿verdad que sí, Paco Antonio García Romero?-. La infancia -que es como el acordeón de los ensueños- constituye -impertérritamente y así que pasen décadas- la ineluctable patria del hombre. El paraíso luminoso e inocente que de continuo nos sale al paso: como una cristalización del ser que, pese al cumplimiento de los ciclos vitales, siempre habita dentro de nosotros. El niño que fuimos -con nuestra retina de plata- sigue morando en el fuero interno del yo. En el domicilio sin mudas ni mudanzas de nuestra mismidad. La infancia modula y modela y moltura. Nos oxigenó de la fuerza centrípeta de la ilusión: que es al cabo el motor del mundo y la condición sine qua non de la progresía concebida en términos asimismo humanistas.
De niño -aun desconociendo la flota conceptual del latín- ya ejercíamos aposta el cultivo del carpe diem porque la infancia es un sucesivo engarce de secuencias a tiempo presente. Lo proclamó Cesare Pavese: “No recordamos los días: recordamos los instantes”. Mandamiento de la Ley de Dios de la existencia toda. La infancia es una cúpula de cristales multicolores que fulmina cualquier sesgo sombrío. La inocencia convierte y reconvierte en detritus todo advenimiento prieto, oscuro, toda hondonada de bestias blancas, de embustes malolientes, las apariencias de cartón piedra. Las costras de la media realidad. El estrés de lo accidental frente al edénico intervencionismo de lo esencial. La infancia no sabe de gregarismo ni de partidismo -ni a la postre de intereses (re)creados-: la grandeza del benjamín estriba en su anarcoindividualismo. Ya leímos en la obra ‘Libertad, fraternidad, desigualdad’ que la evolución no es sino la distancia que media entre la grey y la persona. Y el niño es, por encima de cualquier otra nana de mofletes achuchones, una persona.
La anual venida de los Reyes Magos renueva el milagro de la humanidad. Porque los postulados incluso deontológicos del espíritu de sus Majestades de Oriente suman la joya de la corona -tres coronas, tres- y la piedra filosofal de un fundamento existencial: el del amor al margen de generaciones y de fechas de natalicio y de tribus y razas y cunas geográficas. Cuando hace cuatro años MAV-Comunicación (Agencia de Comunicación y Gestión Cultural) -conjuntamente con algunas instituciones incluidas en el Aula de Cultura Cultusema- ideó el Pregón de los Reyes Magos para esta Muy Noble Ciudad de Jerez de la Frontera, asentó el mensaje del acto en las premisas implícitas y los valores genuinos de la gran fiesta de Melchor, Gaspar y Baltasar: el júbilo por la alegría del prójimo, las demostraciones implícitas de cariño, la llama de la ilusión, la conservación de la tradición, la pujanza de la solidaridad, la exaltación de la vivencia y la urdimbre familiar e -insistimos- la riqueza de abrazar otra vez al chiquillo que aún juguetea dentro de nosotros.
Este próximo jueves día 3 de enero, a las 20.30 horas, Paco Zurita Martín tendrá a su cargo la cuarta edición del Pregón en la sede social de la Real Academia de San Dionisio. ¡Que nadie falte a la convocatoria! Como tampoco han de faltar ahora los justos agradecimientos a las entidades colaboradoras: Ayuntamiento de Jerez -¡bien por vosotros Paco Camas y Antonio Lozano y Andrés Cañadas!-, la Asociación de Reyes Magos, la Asociación de Belenistas y, por supuesto, la Real Academia de San Dionisio. Así como, en idéntica proporción, a Grupo Clínicas Beiman, Alberto Villagrán Inmobiliaria, Bricopinturas, Autoescuela Arenal, Berlín Cafetería y Copas, Escuela Superior de Idiomas de Jerez, Bodegas Álvaro Domecq, Talleres Félix Moreno, Carrefour Express y Pareja y Flores Abogados. Todos los mencionados han/hemos comprobado en carnes propias una verdad suprema, una verdad indestructible, una verdad divina: que los Reyes Magos existen. Así nos lo verifican los niños -los niños de ahora y los niños de siempre- en los regalos sin pilas de sus sonrisas.