Arrollador éxito de ‘CantaJuego’ este domingo 17 en el Teatro Villamarta
Redacción - MIRA
Cumplían 15 años sobre el escenario. Desde su creación, y ya a partir de entonces, crecieron como la espuma. En fama, en número de actuaciones y en cantidad de seguidores. Su target de público era fiel, siempre se mantendría -ayer y hoy- leal al producto. Y a la sensibilidad humana de cuanto ofrecían. Esta fidelidad además se reconoce siempre pura, inocente, auténtica de toda autenticidad, porque ese público al que nos referimos sólo tiene un nombre sagrado: los niños…
Nos referimos a ‘CantaJuego' y a sus personajes de siempre y de ahora. El cocodrilo incluido. Y es que ‘CantaJuego' es una realidad -todo un espectáculo- pedagógico/musical desarrollado por especialistas en la estimulación psicomotriz y el trabajo psicopedagógico. Para niños de 0 a 6 años. Orientado para ellos. A través del movimiento y la música se estimula la imaginación. La fantasía. Y tal que así, con una ristra de éxitos imparables en su haber, llegaron a Villamarta este pasado domingo, con dos funciones de 12.30 y 17.00 horas.
Dos funciones que hicieron las delicias de los más pequeños y dos funciones que registraron un lleno absoluto en el Teatro Villamarta. El coliseo jerezano se pobló entonces de alegría, de miradas abiertas a la expectación. A la más encendida ilusión. Miles de chiquillos, felices, al son de la música. ‘CantaJuego' son actores, son bailarines, son cantantes. En definitiva una banda total que además recrean y reciclan hits infantiles. Desde el baile del gorila hasta el ratón de Susanita, el auto de papá o la gallina Turuleca.
Sin decir nada del exitazo “Soy una taza, una tetera, una cuchara, un tenedor". Jerez se hizo niño este pasado domingo día 17 en el coliseo jerezano. Bajo un hilo argumental basado en la simpatía y el sentido del humor, el espectáculo satisfizo a hijos y padres, redondeando un tiempo suficiente para el baile y para el divertimento desde el patio de butacas. Un diez sobre diez. Cultura y niños se dan la mano. También en Jerez, que hirvió como una olla exprés de felicidad. Chu, chu, chu.
