Viajar es cultura. Y rastreo, batida, exploración…

Estimados oyentes de la Cadena COPE: El Ateneo de Jerez ha anunciado –no a bombo y platillo pero sí comedidamente, con conocimiento de causa y al unísono- sus más inmediatas actividades culturales. Entre las convocatorias, entre las gentiles invitaciones, entre las briosas cursaciones, encontramos un viaje. Como lo oyen: un viaje/convivencia, un viaje sin ambiciones y un viaje sin pretensiones. Además a territorio limítrofe, lindante y colindante a la ciudad de Jerez: pongamos –como de hecho así acontece- que hablamos de Cádiz capital.

Todos juntos y conjuntos tomando por el pito del sereno los peligros de la carretera para agarrar por la solapa la comodidad y la seguridad de los vagones del tren. Será este domingo inmediato cuando los socios del Ateneo –felices y ordenados al paso alegre del canto del “aihó, aihó” de los siete enanitos de Blancanieves- metan hombros, observaciones y seseras en las entrañas de la Tacita de Plata. Cuatro visitas más o menos oficiales y una fecunda y facunda dosis de amistad, debate y regusto culinario.

Una exploración de la Catedral, la ojeada a la Santa Cueva, al Ayuntamiento y al barrio del Pópulo sin descartar –¡faltaría más por las barbas de Neptuno!- la ingestión y la digestión de las copiosas raciones de pascaíto frito en la Plaza de las Flores. Hablamos –simple y llanamente sin trampas ni cartón- de un código de conducta y de un itinerario de sabiduría. Para perderse por el dédalo de callejuelas gaditanas tampoco se precisa demasiada planificación.

Porque, a mayor abundamiento, y hete ahí la razón de ser de la editorial de este Café de París, el viaje –aunque fuere considerado de cercanías- siempre será cultura si –por ende- contiene aventura. Y entiéndase por aventura la puntillosa voluntad de dejarse llevar por los senderos de lo imprevisto. Por las miasmas del hallazgo personal. Por los convites de las íntimas indagaciones.

Viaje es cultura siempre y cuando no exista un trazado planificado de antemano.

Viaje es cultura si tendemos a la fusión de la búsqueda, la curiosidad, el merodeo, la exploración, la batida, el rastreo y el rechazo a todas las verdades de Perogrullo.

Viaje es cultura si –como proclaman con este sencillo desplazamiento los amigos del Ateneo de Jerez- no confunden la paseata con la excursión.

Viaje es cultura si no se mezcla y entremezcla malamente con el más burdo concepto del turismo. Seamos viajeros del mundo y no turistas de la nada.

Editorial del espacio radiofónico Café de París - Viernes 13 de marzo

PROGRAMACIÓN CULTURAL

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