Una Feria intensa, dialogante, confidencial, íntima y social

Estoy experimentando una Feria intensa, convivencial, jubilosa, musical, dialogante, confidencial, íntima y social, muy social. ¡Cuántas charlas, cuántos guiños cómplices, cuántas risas, cuánta autenticidad! Hemos hecho radio en directo desde el Real y también hemos filosofado sobre el sexo de los ángeles. En la Feria me he encontrado y reencontrado con una cantidad multiplicadora de personas fuera de lo común. Colocamos nuestras entrañas en la parrilla de la sinceridad. Y todo marcha sobre ruedas. No he tenido descanso quizá porque ignoré adrede el cansancio. Las horas se volatizan, se volatilizan, se evaporizan. El tiempo adquiere la dimensión del disfrute y entonces ya no existe reloj ni fechas ni calendarios. El rebujito –tan denostado por los puristas de lo jerezano hace apenas unos años- ha reconquistado con creces su liderazgo. Esta bebida funciona: tampoco desmerece el arte del buen beber sino muy al contrario: enternece la practica cultural del mejor brindis. Mi Feria sería larga de contar. Para no publicar ninguna fotografía que pertenece al álbum de mi quehacer como feriante incansable, cuelgo en este post algunas instantáneas más oficiales de la caseta de La Voz. En ellas aparecen compañeros, compañeras y gente de bien. Una maravilla de grupo humano. Seguiré contando… ¡y cantando!

PROGRAMACIÓN CULTURAL

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