“Paco Algora nos habla en este libro de una guerra contra la globalización a imagen y semejanza de los mercaderes que Jesucristo echó del templo”

No pudo contar con mejor introito la presentación del libro de Francisco Algora ‘Romance de locos, coplas de ciego’ en la librería Hojas de Bohemia. Fue la palabra –luminosa, analítica, sensata, memorialística- del periodista Juan José Téllez la que introdujera, con verbo de fulgores enfáticos, con acento de ponderación biográfica, con verso en prosa, con ritmica oratoria de titulares fluorescentes, con beso fraternal, la vida y obra -¡poemario que al fin rescata el romance!- del siempre ocurrente y nunca recurrente actor Paco Algora. La presencia de estos dos artistas consumados –y por nunca jamás consumidos- de la escritura periodística y de las tablas escénicas siempre representa un lujo para cualquier auditorio que se precie. Las inclemencias del tiempo obligaron a los responsables de la librería a trasladar el improvisado aforo al interior de sus instalaciones. Ello no fue óbice –antes bien al contrario- para la proclamación del respaldo del público concurrente..

Juan José Téllez –lúcido de metáfora, lucido de pensamiento- comenzó argumentando que “Paco Algora nació predestinado. Porque lo hizo en el Observatorio Astronómico de Madrid (donde su padre trabajaba de portero) y, emulando la letra de la famosa copla, nos tendríamos que preguntar cuál sería su estrella”. Para Téllez, “Algora nos habla en este libro de una guerra contra la globalización a imagen y semejanza de los mercaderes que Jesucristo echó del templo y, que sin embargo, acabaron construyéndolo”. El conocido periodista subrayó la tenacidad y la independencia del veterano actor: “Paco Algora no tira la toalla: vive soñando, que es mejor que morir matando”.

Algora, risueño de temperamento y reivindicativo de posicionamiento, agradeció muy de veras la presencia del público jerezano en este nuevo bautizo de una obra que hace las veces de denuncia pública, de confesionario abierto, de desahogo ideológico y de homenaje valleinclanesco. Ya inició el cómico su alocución citando a Shakespeare cuando afirmaba que el mundo es un gran teatro donde los locos conducen a los ciegos. Insistió en su creencia a favor del “poder transmisor de la palabra”. Criticó la desvalorización y la minusvaloración que azota a día de hoy cualquier defensa a ultranza de los códigos de la libertad de expresión, de la libertad de la profesión y de la libertad de la vocación: “La vulgaridad y la zafiedad están haciendo mucho daño al cine”. Tanto como la televisión, tan poblada de intrusismo y de enchufismo. “Se está propiciando un genocidio cultural y espiritual desde los medios de comunicación. Hay que estar alertas. Y no ser cómplices de todo esto. Pero el silencio, inevitablemente, nos hace cómplices”.

Leyó Paco Algora varios de los romances –algunos los declamó de memoria- incluidos en el libro ‘Romance de locos, coplas de ciego’. Brotaron durante su recitado homenajes explícitos: Francisco Rabal, Fernando Fernán Gómez, Valle-Inclán, Quevedo, Bergantín... Algora, de nuevo, estuvo a la altura que las expectativas que su visita había creado. Su lealtad a la profesión, su experiencia vocacional, sus raíces y su inmejorable e imparable trayectoria suman avales de la más alta consideración.

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