“Galdós es el escritor español que más y mejor habló de los vinos de Jerez”

José Luis Jiménez pronunció este pasado martes su discurso de ingreso como académico numerario de la Real Academia de San Dionisio

La Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras acogió este pasado martes una sesión que, de alguna indirecta manera, homenajeó al vino como elemento literario según la obra del célebre narrador Benito Pérez Galdós. Este binomio, el vino y el escritor, estructuró en la sede de la Academia el discurso de ingreso como Académico Numerario de José Luis Jiménez García. Presidieron el acto el presidente de la Academia Joaquín Ortiz Tardío, el presidente honorario de la misma Francisco Fernández García-Figueras, el vicepresidente de Ciencias José Manuel Benítez del Castillo, el académico Manuel Moreno Jiménez (Morao) y el secretario general de esta real corporación Andrés Luis Cañadas Machado, responsable además de la contestación al discurso del nuevo académico numerario.

La sala de ponencias de la Academia de San Dionisio presentó una imagen pobladísima de jerezanos pertenecientes al mundo del vino, al género de la crítica cinematográfica, al de la investigación histórica y al ámbito del periodismo y las letras. Además de la lógica concurrencia de miembros de esta docta casa jerezana. José Luis Jiménez explicitó al principio de su intervención la triple motivación que sustentara la elección de la temática seleccionada para articular su discurso de ingreso: “Con ello pretendo unir tres temas que personalmente me interesan: Jerez, sus vinos y la literatura, representada en este caso por la figura del genial Pérez Galdós, el escritor español que más y mejor habló de los vinos del Marco del jerez. Hay que tener en cuenta que la historia cultural del jerez está aún por hacer, tan sólo pequeñas parcelas han sido estudiadas y, no siempre con la atención que requería tan interesante aspecto relacionado con nuestros caldos. La literatura, el cine, la pintura, la publicidad, el teatro, la música han tributado su homenaje al jerez en numerosas obras de arte. De esta manera doy sentido de continuidad a mis otras dos intervenciones en la sede de la Academia jerezana: la primera, en el 2006 con el trabajo sobre Vicente Blasco Ibáñez y Jerez y la segunda, en el 2007, ya como académico correspondiente, con la lectura de La mirada extraña: los vinos de Jerez vistos por los viajeros”.

“Las referencias a diferentes aspectos de Jerez –señaló Jiménez-, en especial a sus vinos, por parte de tan destacado escritor canario, en más de cuarenta de sus obras, será el objeto de mi discurso. Una parcela de su amplia producción que aún estaba por analizar y estudiar. "Si Dios no hubiese hecho a Jerez ¡cuán imperfecta sería su obra!", así de rotundo se expresaba el personaje de Lord Gray, trasunto de Lord Byron, en el Episodio Nacional, Cádiz. Y aunque no hay certeza documental de su paso por nuestra ciudad, no podríamos asegurar lo contrario si leemos su cuento Theros, escrito en 1877, cuando por boca del narrador nos cuenta la llegada a la estación de tren de Jerez: "Llevabale tan aprisa el exquisito olor de las jerezanas bodegas, que más cerca estaban a cada minuto, y por último la inquieta maquinaria dio resoplidos estrepitosos, husmeó el aire, cual quisiera oler el zumo almacenado entre las cercanas paredes, y se detuvo. Estábamos en la más colosal taberna que han visto los siglos, llena de lo más fino, delicado y corroborante que en materia de néctares existe. Al llegar a aquel punto del globo, ningún viajero puede permanecer indiferente. No se puede resistir a la tentación del hijo de Noé. Es de color del oro y tiene el sabor de la lisonja. Beberlo es tragarse un rayo de sol. Es el jugo absoluto de la vida que lleva en sus luminosas partículas fuerza, ingenio, alegría, actividad. Su delicado aroma se parece a un presentimiento feliz, su gusto estimula la conciencia corporal. Engaña al tiempo, borra los años y alegra las cargas que nos hacen doblar el fatigado cuerpo. Yo fui de los seducidos, y antes de que el tren partiera me llené el cuerpo de rayos de sol".

Galdós también llevará a las páginas de sus libros menciones a destacados jerezanos “de la política nacional como Paúl y Angulo, Ramón de Cala o Sánchez Mira. Sin olvidar los caballos y lo toros criados en la comarca”. José Luis Jiménez confesó que “me puedo imaginar a aquel Galdós, en sus últimos años, anciano, empobrecido, sifilítico y casi ciego, uno de los más firmes candidatos al Premio Nobel de Literatura, reconfortado con una copa de jerez después de que una campaña promovida por sus enemigos políticos con el apoyo de ciertos sectores conservadores, disuadiera a la Academia Sueca de otorgárselo. Sin embargo, el Ayuntamiento de Jerez, en ese mismo periodo, rotuló la calle Armas con su nombre. Nombre que se eliminó del callejero con la remodelación del nomenclátor a finales de los años setenta, pero que felizmente se repuso en el 2004 por la iniciativa de la asociación cultural que presido: el Cine-Club Popular”. Jiménez lanzó una propuesta final: “La celebración en la provincia de los actos conmemorativos del 2010 y el 2012 pueden ser un marco idóneo para revitalizar la figura y la obra de don Benito Pérez Galdós”.

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