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Existen y coexisten lugares reconocibles, puntos de encuentro, espacios para la tertulia, sedes oficiosas y rincones tácitos elegidos por los jerezanos para su asueto y reunión a modo de domicilio cuasi social y velador de veras propicio para combatir los zarpazos de la canícula. Terrazas y restaurantes, heladerías y cafeterías cuya ubicación suman, día a día y ya cotidianamente, la consagración de vecinos naturales de Jerez en sus mesas y sillas, en su ambiente de excepción, en su trajín de bandejas y gastronomía de calidad. Un acontecimiento –aquí y ahora- de convocatoria y renovación y respaldo del público. Es el caso de ‘La Solanilla’, sita en Valdelagrana. Prueben, de lo contrario, su carta de carnes, sus tablas de patatas, sus helados Gino Ginelli o –para los reyes de la casa- su menú infantil. Desde las doce del mediodía hasta las dos de la madrugada está abierta su interioridad de exquisito servicio. Y, como entre calé y calé no cabe la buenaventura ni tampoco las supersticiones, este verano celebran sus propietarios un aniversario puntero: el año número ‘trece’ de su apertura. Y a su conmemoración asistimos charlando con José A. Romo, Pablo Estrada, Adrián Morales, Tamara Raposo, los entrañables Alejandro e Iñigo Soto y Rosana y Laura Debrán.
Foto 1: Rosana y Laura Debrán, artífices del éxito y del aniversario ‘La Solanilla’.
Foto 2: Los entrañables Alejandro Soto, Iñigo Soto y Pablo Debrán posan sonrientes para el objetivo de LA VOZ.
Foto 3: Adrián Morales y Tamara Raposo disfrutando del aniversario de ‘La Solanilla’.
Foto 4: Pablo Estrada y su hijo Pablo en la tarraza de este restaurante de Valdelagrana.
Foto 5: José A. Romo y Laura Debrán.