Discurso de presentación del cartel de la Semana Santa 2011 del Grupo Romero Caballero

El tiempo de vísperas de la Semana Santa marca en el calendario no sólo la renovación del gozo sino también la resurrección del rito. Ni todas las Cuaresmas están marcadas por la mismidad ni todos los albores de primavera cimentan y cimientan su germen en las volutas de lo repetitivo. Es cuanto acontece ahora –inter nos y de puertas adentro- en este salón nimbado de expectativas. El Grupo Romero Caballero y el Círculo Cultural Cofrade ‘El Muñidor’ también renuncian a lo manido para colgar en las cristaleras de la ciudad, en los escaparates de la Santa Cuaresma, en el frontispicio del horizonte urbano, un cartel –menudo de tamaño pero descomunal de mensaje- cuyo diseño, cuyo bosquejo y cuya dialéctica colorista nos anticipa… la pleamar de noches de Viernes Santo arribando en la quietud de capirotes morados, nos participa la urdimbre nostálgica y por veces rescatada de la fachada de San Pedro como frontera de la memoria colectiva de un Jerez intacto y también inconcluso y nos obsequia con la estancia celestial del bellísimo rostro de la Virgen de Loreto (que es sempiterna morada siempre anhelante para las razones de nuestra orilla, de nuestra esperanza y de nuestra alegría).

El Grupo Romero Caballero presenta su segundo cartel de la Semana Santa: No se trata de una obra pintoresca ni pinturera. Manuel Castellano Sánchez –su autor, su hacedor, su ejecutor- ha cuadrado un óleo de esencias, un collage de sugerencias, un trazado que vale más que mil palabras. Manolo Castellano –en su ejecutoria- ha solicitado la paz y el silencio, la penitencia y la recreación, la metonimia y la pupila, el edén imaginario y un planeta de constelaciones marianas, el pulso del ayer y la dimensión de lo irrequieto. Si observamos el lienzo con detenimiento, enseguida apreciaremos una plétora de oraciones en su gama de colores, una exuberancia de Evangelio plástico, toda la inminencia de las letanías lauretanas en la expresividad del pincel. A todos cuantos hemos activado la realidad de esta casi platónica obra de arte… nos embarga la tarambana de los sentimientos encontrados, la satisfacción a espuertas, el bálsamo de Fierabrás al modo cofradiero, la descarga de adrenalina del deber cumplido. Descúbrase, pues, la cuadratura de su perfección y preséntese a tan distinguido público con la cortesía y la cadencia que su factura bien merece.

PROGRAMACIÓN CULTURAL

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