Otro álbum rociero - Publicado en La Voz, sección La Sacristía



















Debo retractarme de inmediato. Donde el pasado fin de semana dije digo hoy digo Diego. Ni se trata de un cucharón de contradicciones y paso atrás… ni tampoco de una afirmación baldía. Más bien un giro –tampoco copernicano- sobre la marcha. Comenté entonces –el pasado sábado- que daba carpetazo a las fotografías rocieras 2011. Me desdigo de lo dicho. La cámara fotográfica de Feliciano Gil –prácticamente nuestro fotógrafo de cabecera- es la directa culpable. Han llegado a mis manos la expresión de lo no ficcional. Es decir: la intrahistoria de la vivencia rociera. Son imágenes de la intimidad publicada. Más bien de la ternura rehogada en un cuenco de inagotable fraternidad. Fiesta, cariño compartido, momentos ya imborrables y hasta una imprevista -¿imprevista?- fiesta de cumpleaños de Amparo Gil. No me negarán que las imágenes no hablan por sí solas. Valen, en efecto, cada una de ellas, más que mil palabras. Este texto explicativo de la Sacristía de hoy no admite más de doscientas (palabras, quiero decir). De ahí que me detenga particularmente en el rengue de cada instante. E incluso en la recreación de una convivencia por quien suscribe no vivida. El Rocío también es familia. Y amistad. Y reválida de muchos secretos –o no tanto- sentimientos que irrigan sangre de autenticidad.

1.- Amigos de la copla y el cante disfrutando de los instantes álgidos de una romería que siempre concede momentos para la convivencia y la fraternidad.
2.- Celebración del cumpleaños de Amparo Gil Cortijo –rodeada de familiares y gente querida- en pleno Rocío 2011.
3.- Feli Gil rodeado de sus tíos, amigos y su primo Luis José: a todos los une la inmarchitable devoción rociera.
4.- Simpática estampa de Rafita, Feli y Rober unidos por una misma devoción: la que centra todos sus destinos en la Blanca Paloma.
5.- Los conocidos rocieros jerezanos y cofrades de la Esperanza de la Yedra Rocío y Miguel posando sonrientes en la puerta de la Peña El Ángelus.
6.- Diego Cortijo y Jesús Felipe felices en la renovación del gozo de una experiencia rociera siempre incomparable.

PROGRAMACIÓN CULTURAL

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