Como las nubes, como las naves, como las sombras




La muerte a menudo otorga su –postrer y definitivo- golpe de gracia a bocajarro. Mientras tanto sólo nos resta el sagrado ejercicio del carpe diem. Tempus fugit, sicut nubes, quasi naves, velut umbra. El tiempo vuela, como las nubes, como las naves, como las sombras. Guillermo Vallejo ya vuela sobre las lindes de los justos. Con esparto asido a la cintura. Estaba cantada su reelección como Hermano Mayor de la hierática cofradía de Capuchinos. Solía estilar las virtudes a contracorriente de los dirigentes del siglo XXI: templanza, llaneza, diplomacia, diálogo. Raras avis en un sendero asfaltado de esperanzas. La Parca y su ferocidad que rapta a trasmano. Inmisericordemente. Un cofrade que ha dejado huella ab aeternum. En la amabilidad de su don de gentes, en la extática divina de Valle-Inclán. Paciencia y a barajar para los vivos de la Defensión. Este mundo renace al alba de los designios escritos en ninguna parte. O a priori redactados en el libro de la invisibilidad. La impotencia ahora nos invade, nos acocota, nos encastilla. Pero contra factum non valet argumentum. Ya descubriremos algún remoto día el porqué de las cosas. Guillermo Vallejo: obras y no buenas razones, un molde, un espejo de cristal mate, un perfil siempre imitable.

PROGRAMACIÓN CULTURAL

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