Asalto doméstico en 12 planos secuencia
El cine también es una condescendencia de nuestros más deslavazados temores. No siempre el espectador adopta una postura prometeica delante del pantallazo de la sala oscura. La industria cinematográfica va a menos desde la óptica de la originalidad. Adolecemos de guionistas imaginativos (pues los imaginarios sobrevuelan agavillados en tropel sobre aquellos brumosos cielos del diablo Cojuelo). ¿Made in? ¿Denominación de origen? El ingenio está reconvertido en polvo de estrellas, en naderías incunables. ¿Dejado de la mano de Dios? El hispano séptimo arte sí nos ha dejado últimamente la estela de un perfume bienoliente. A cuentagotas. Pero cuanto menos disfrutamos del chocolate del loro de un guiño escénico: nos sentimos protegidos por el espaldero de la agudeza. Me refiero a la película ‘Secuestrados’. Véanla –en formato DVD- caída ya la madrugada, azuzados de tensión emocional y embutidos bajo la oscuridad de los salones de invierno. Machaca la sesera su vandalismo casero. Refleja la sinopsis una problemática acuciante: el asalto doméstico, la desprotección que incluso sentimos y hasta presentimos dentro de nuestro propio domicilio. Pregunten, si no, al melifluo y punto menos que melindroso José Luis Moreno. ‘Secuestrados’ es un film brutal en su opaca transcripción de la realidad. Miguel Ángel Vivas ha estructurado la cinta en 12 planos secuencia manteniendo hasta la asfixia un nervio narrativo penetrante y agónico a partes iguales. No me viene a las mientes mejor recomendación para esta calenda del advenedizo festín de Halloween. Porque el terror, quieras que no, se te encastilla en el estómago. Brutal de pura cotidianidad. No pierdan pista de la interpretación de Manuella Vellés. Sobresaliente, superlativa. Demostración fehaciente que no necesariamente Julio Medem favorece la trayectoria profesional de una joven actriz en ciernes. Manuella grita según los desgarros del alma y enseguida, como una sombra al acecho, la ves corretear por el pasillo de tu ¿hogar, dulce hogar?