“La de España es una economía enferma. Hay que hacer una reforma del mercado de trabajo: flexibilidad de entrada y de salida, ajustar salarios a productividad y regularizar la política de convenios colectivos”


El presidente de la Academia Andaluza de Ciencia Regional y Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla José Vallés Ferrer dictó este pasado martes, en la Real Academia de San Dionisio, la primera ponencia del ciclo ‘Economía y Sociedad’



La Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras celebró este pasado martes día 13 de los corrientes la primera de las sesiones de su ciclo 'Economía y Sociedad' -que tendrá continuidad durante el mes de abril de 2012- y que en esta primera intervención contó con la prestigiosa presencia del presidente de la Academia Andaluza de Ciencia Regional y Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla José Vallés Ferrer, quien dictó la ponencia 'Análisis de la economía española con proyección al año 2020'. Presidieron el acto el presidente titular de la academia jerezana Joaquín Ortiz Tardío, así como los académicos Jaime Bachiller Martínez, Juan Salido Freyre y José Antonio Ristori Ruiz.

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El ponente ofreció una auténtica lección magistral (tanto en su enfoque discursivo como en la eficacia comunicativa y, sobre todo, en la nitidez y la transparencia de los fundamentos expuestos). “Vamos a hablar –comenzó argumentando- del medio y del largo plazo porque la economía española los necesita para recuperar sus equilibrios macroeconómicos. España está hoy en recesión: difícilmente podremos hablar ante un cuerpo de académicos asegurando que existe una varita mágica anunciadora de una pronta salida de la crisis. Nos restan aún ocho años. Y esto no tiene que ser negativo porque el medico ha de decir al paciente la verdad”.
Para el conferenciante, “es cierto que la crisis es una crisis importada de Estados Unidos. Al menos en su más alta repercusión. Pero la española soporta crisis endógenas. Muy particulares. Los efectos de una crisis económica contienen singularidades propias. No es cierto que nuestra crisis se resuelva corrigiendo la crisis norteamericana. La economía española presenta, insisto, unas peculiaridades que no encontramos simétricamente, por ejemplo, en el resto de los países de la comunidad europea. El modelo de crecimiento de la economía española está agotado. Está obsoleto”.

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En este sentido indicó que “la economía americana, la alemana, no sería nada sin su poder industrializador. El sector industrial está destrozado en nuestro país. No hemos hecho una política activa en este sentido. Tenemos una crisis de carácter financiero. Si no hay crédito, no hay actividad. Y es que no hemos terminado las reformas del sistema financiero. Vivimos, además, una situación terminal en sistemas de créditos. El sistema financiero tiene que resolver este problema”. “Pero a mayor abundamiento –añadió- España vive una crisis de carácter institucional. Es muy difícil explicar cómo hemos llegado a esta situación. Las instituciones del Reino de España han crecido en proporción geométrica. Han crecido más que sus recursos. Es importante ajustar la economía de las administraciones públicas. Al fin y al cabo se trata de un problema constitucional”.

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El Catedrático de Economía considera que “desde la aparición de la economía como Ciencia, la idea de la naturaleza cíclica de la economía tan significativa en economistas de renombre (Marx, Schumpeter, Keynes, Hirschman,…), se ha visto ampliamente corroborada por los más diversos acontecimientos. La compleja sucesión de auges, estancamientos y recesiones (depresiones) consustancial a dicha naturaleza, a la vez que sugiere la necesidad de contemplar el sistema económico como un ente vivo, contribuye a mantener la Economía como una disciplina eternamente por cerrar. Este carácter incompleto resulta especialmente visible en las fases recesivas, pues las crisis no sólo plantean problemas de orden técnico-económico, sino también un constante desafío a la inteligencia humana”.
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Las consecuencias de la crisis “permiten indicar que no todos los países sentirán la crisis internacional con la misma magnitud ni mediante los mismos canales. Este carácter asimétrico de ella conduce a pensar que no sólo podrá utilizarse un modelo de política económica de talla única, sino que se requerirán acciones específicas y ajustadas a cada situación en particular. Pero también la crisis presenta oportunidades de cambio y puede abrir una ventana de oportunidades, según cada situación, para modificar los sistemas productivos (modelos de crecimiento)”. José Vallés no dejó resquicio a la duda: “La situación socioeconómica española presenta un plus de gravedad. En España conviven cuatro crisis distintas que se interrelacionan entre sí. En primer lugar la economía española vive el final de un modelo de crecimiento que si bien ha tenido éxitos en el pasado, ha fracasado como modelo estructural y ha traído la tormenta de estos últimos cuatro años. La crisis económico-financiera estaría en segundo lugar. Una crisis no causada, pero si agravada, por la situación internacional. Sin crédito no hay crecimiento. La tercera crisis es la de carácter institucional (Administraciones Públicas) que supondrá redefinir el marco institucional contemplado en la Constitución de 1978. El replanteamiento del gasto público estructural va a ser tarea urgente (por ejemplo el desarrollo de la reciente reforma del artículo 135 de la Constitución). Finalmente, en cuarto lugar, cabe hablar de la crisis de principios y valores que alcanza a toda la sociedad (no se puede hacer avance de derechos sin obligaciones). En economía nada es gratis”.
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Y esto porque “al final todos tenemos que pagar. Hemos hablado de una cuarta crisis de principios y de valores. No es posible avanzar en derechos si no aceptamos las obligaciones. Bienvenidos sean los derechos constitucionales siempre y cuando avancemos en obligaciones. Tenemos que hacer este replanteamiento. Toda política económica tiene que ir acompañada de su cuadro financiero porque de lo contrario hablamos de una política económica de charla de café. Tenemos que trabajar duro pero necesitamos tiempo. No podemos quemar etapas en economía. Necesitamos por lo menos dos legislaturas para la recuperación económica”.
Con claridad y concisión, José Vallés aseguró que “España vive un agotamiento de su sistema de la economía real. Hay sectores que tienen que emerger. El caso de Andalucía es clamoroso: Andalucía se está desindustrializando. No hemos hecho una política de patentes. Es necesario transformar este sistema productivo. Hay que llenar los huecos que están vacíos: política medioambiental, energética, industrial... ¿Dónde está el sector medioambiental? ¿Dónde la industria tecnológica del agua? ¿Dónde las tecnologías más avanzadas como la robótica, la microelectrónica? ¿Por qué no podemos tener un lugar relevante en el sector, insisto, de la microelectrónica? España tiene que regularizar su política industrial”.

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Sin embargo, y a pesar del durísimo panorama económico que Vallés presentó en la Academia, quiso desvelar que “soy un economista que ve el vaso medio lleno. Es un buen momento para reflexionar sobre economía constitucional. Éste es momento para reflexionar sobre estructuras administrativas del país. La situación es insostenible desde un punto de vista científico (y no porque haya gobernado uno u otro). La verdad es que tenemos tiempo pero tampoco contamos con tanto tiempo. Es metafísicamente imposible financiar a las administraciones públicas desde la sociedad civil. Hay que entrar en otro pacto de Estado (que no tiene que implicar ninguna perdida de derechos)”.

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Política, en suma, de saneamiento: “El saneamiento es importantísimo. Podrían desaparecer miles de pequeñas empresas. Existen muchas maneras de sanear el sistema financiero. Desde el punto de vista académico el debate está abierto. La solución más rápida es la creación de una nueva institución financiera aprobada por decreto-ley. Que se hiciera cargo de todos los activos contaminados. Es urgente sanear los balances del sistema financiero. Y hay que alcanzar grandes acuerdos. Sin grandes acuerdos no es posible la política de saneamiento. La de España es una economía enferma. Hay que hacer una reforma del mercado de trabajo: flexibilidad de entrada y de salida, ajustar salarios a productividad y regularizar la política de convenios colectivos”.

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