Esther Williams: una actriz que supo andar con los pies en el agua. La irradiación celeste de las profundidades cinematográficas. Los tobillos del cinemascope. El antídoto contra toda sequedad. El chapuzón de azul mirada. La inercia de una belleza salpicada de sereno frescor. Un zambullido en quietud. La traducción femenina de la siempre interina excelencia.