‘Diálogos en Álvaro Domecq’ - Entrevista con María Jesús Durán, profesora de Música de la Escuela de Música y Danza Belén Fernández y responsable de la Asociación Cultural y de la Orquesta ‘Foresmus’



“Disfruto enormemente tratando de sacar de cada alumno su máximo potencial”


Una nueva entrega del ciclo ‘Diálogos en Bodegas Álvaro Domecq’ nos trae sones musicales. Charlamos con María Jesús Durán y enseguida la música clásica –como no podía ser de otro modo se adueña de la conversación. María Jesús Durán –la conocida profesora de música de la prestigiosa Escuela de Música y Danza Belén Fernández no puede reprimir su vocación por la enseñanza musical. Añade deshoras allí donde el tiempo ya no permite ninguna posibilidad. Gestiona, inventa, reinventa, organiza, reorganiza, saca fuerzas de flaqueza, insiste, persiste y se entrega de lleno a una dedicación, a una (innata) propensión que no encuentra coto ni desmanes sino muy al contrario: profesionalidad desmesurada a favor de sus alumnos, de “sus niños”, de estos jóvenes músicos –por lo demás de veras virtuosos que ya alcanzan premios incluso a nivel nacional.

Una de las más sonadas aportaciones ha sido la presentación pública de la Orquesta Foresmus –nacida al amparo de la Asociación Cultural de idéntico nombre que preside precisamente María Jesús Durán. El concierto de presentación de la Orquesta Foresmus dejó asombrados a propios y extraños, a un auditorio que abarrotó el salón de conciertos de los Claustros de Santo
Domingo. Entrevistamos a nuestra protagonista al hilo de tan feliz iniciativa y de los conciertos mensuales que, dentro de la programación de Cultusema, convoca asimismo en los Claustros de Santo Domingo.

‐ ¿A qué responde –a qué factores, a qué motivaciones‐ el nacimiento, la siempre valiente apuesta cultural de la creación de una orquesta musical en pleno siglo XXI y al tenor de los tiempos que corren (tan nefastos en muchos órdenes –económicos y burocráticos‐ para lírica)?
Los tiempos difíciles están llenos de oportunidades. Siendo verdad que estos no son tiempos fáciles para cualquier tipo de aventura cultural, también es verdad que los músicos tenemos que reflexionar acerca de por qué ya no se compran discos y por qué ya no se va a los auditorios. Y no todas las respuestas tienen que ver con la falta de dinero: desde el nacimiento del concierto moderno, este formato apenas ha cambiado en más de doscientos años y poco a poco la distancia entre público y músico se ha agrandado. Nos hemos en parte olvidado de que la música se escribe y se interpreta para ser escuchada por alguien. Nosotros queremos acortar distancias a través de la presentación de conciertos originales, que sirvan para la exhibición de jóvenes músicos, y cuyos programas, debidamente explicados, generen curiosidad en el oyente. Las orquestas que sepan rellenar este hueco, que sepan conectar con el público a través de sus programaciones, actividades fuera de los auditorios, y su interactuación con el ʹclienteʹ serán las dueñas del futuro.

‐ ¿Qué diferencia a Foresmus del resto de las orquestas similares?
Una idea participativa de la música. A nivel organizativo, la orquesta está formada por jóvenes con talento que se reúnen sin más pretensión que la de hacer música juntos, siendo todos sus miembros iguales en derechos y deberes.
La orquesta también es plataforma de jóvenes solistas que pueden aprovechar esta magnífica oportunidad para su desarrollo. Por último, los programas se construyen con criterios que van más allá de proponer obras hasta que se alcance una duración de concierto aceptable: se intenta buscar una narración, musical o extramusical, que un gran público pueda entender y que viene presentada y explicada. De este modo, una persona no sólo puede disfrutar del repertorio que se presente sino que también saldrá del concierto habiendo aprendido algo que no sabía antes de entrar.

¿Dónde podrá escuchar el público melómano, a partir de ahora, a estos prodigiosos talentos musicales?
De momento, montaremos los conciertos en torno a la demanda y a la prioridad de montaje de repertorio del alumnado en general.

¿Se podrá contratar para programas culturales específicos?
Por supuesto, eso nos encantaría. Es muy interesante montar un programa en base a una temática determinada y para un espectáculo concreto.

‐ ¿Por qué elegiste ser profesora de música?
Porque amo la música y porque desde pequeña he tenido vocación de maestra... Para la música hay que tener unas aptitudes determinadas, pero sobre todo sensibilidad, amor y ganas de descubrir nuevas sensaciones. A veces no es tan importante las aptitudes como la sensibilidad y sobre todo el esfuerzo y trabajo continuo. Yo disfruto enormemente tratando de sacar de cada alumno su potencial, eso no supone ningún esfuerzo para mí cuando veo en ellos esas ganas de aprender. Esa es mi motivación, no pido más.

‐ ¿Qué sensación advierte cuándo comprueba la evolución musical de sus alumnos?
Una satisfacción muy grande, me encanta trabajar con ellos y ver cómo se va construyendo la obra con sus propias ideas y mis aportaciones. Esto debidamente dirigido y enfocado a unos principios estéticos, musicales y particulares de cada obra, debe llevarnos a una madurez, conocimiento y evolución musical del alumno. Todo esto se va convirtiendo en las herramientas y mecanismos que el alumno va utilizando para su propia madurez. He de decir que, aunque disfruto de sus logros, también sufro sus pequeños fracasos: es muy duro cuando ves a tu alumno que lleva una obra bien preparada y de pronto se queda en blanco... En esos momentos es como si ves a una persona ahogándose en el océano y no lo puedes ayudar, tiene que salir solito... No obstante, creo que es algo que nos ha pasado a todos en alguna ocasión y forma parte de nuestro aprendizaje.

‐ ¿Enseguida descubre cuándo un alumno ha nacido para convertirse en un músico prodigioso?
La verdad es que tengo cierta intuición para detectarlo pronto, lo que me permite encaminarlo adecuadamente. Entre mis alumnos y yo se establece rápidamente una química especial que no sé explicar, y que me facilita entrar en ellos y conocerlos mejor. No suelo tener problemas para detectar con prontitud su talento o sus limitaciones. Normalmente no me equivoco con ellos y logro sacar el máximo de su potencial. Muchas veces vienen a mí alumnos deprimidos o desencantados porque no encuentran motivación o no obtienen los resultados que esperaban, y es que muchas veces no es cuestión de echar más horas de estudio, sino de enfocar bien estas horas y sobre todo MOTIVACIÓN. A los pocos días de clases vienen encantados y con la autoestima muy alta; un estado necesario para esta dedicación.

¿Qué características ha de mantener un joven, un niño, que quiera estudiar música? La constancia será la primera de ellas, presupongo.
Está claro que no hay talento sin esfuerzo, pero luego, en función a sus aptitudes, la motivación y enseñanza que obtenga en clase, los medios que disponga en casa, y otros factores, dependerá su resultado.

‐ ¿Qué le pide al gran público espectador?
Que disfrute de la música, que abran sus oídos y su corazón hacia ella, que se dejen llevar e intenten entrar en el apasionante mundo que se abre a través de los sonidos y experimenten las sensaciones y el mensaje que ésta les transmite. La música en vivo tiene una cualidad que no tiene el cd: la impronta, la frescura, espontaneidad... Que sostenga a la música clásica en general y a esta aventura en particular. Cuanto más apoyo tiene una orquesta, un músico, un artista en general, más atrevida e interesante puede ser su programación. A cambio de ese compromiso nosotros damos el nuestro, es decir, que si vienen a nuestros conciertos, nunca permanecerán indiferentes.

‐ Háblenos de los mensuales conciertos de Música Clásica que –enmarcadas en la programación de Cultusema‐ se celebran en los Claustros de Santo Domingo coorganizados con el Ayuntamiento de Jerez y la Agencia MAV-Comunicación?
Es una oportunidad estupenda para que los alumnos puedan exponer su trabajo mensualmente al público y así mismo los espectadores puedan disfrutar de ello. Son conciertos monográficos en torno a un estilo o a una forma determinada de composición. Cada uno de ellos tiene dificultades diferentes para el alumnado, como por ejemplo el concierto de estudios, exige gran virtuosismo técnico y musical o el concierto de sonatas que además de tener bastante control en el toque de la época, exige tener resistencia, no duran menos de 15 minutos cada una.

‐ ¿Qué opinión le merece las instalaciones de las Bodegas Álvaro Domecq para la realización de actos culturales o de eventos gastronómicos?
Son magníficas, posee buena acústica para posibles conciertos y perfectas para eventos íntimos.



PROGRAMACIÓN CULTURAL

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