Tiempo al tiempo por Marco A. Velo
Los desaprovechados
¿Qué diantres subyace soterradamente bajo las ínfulas del a veces
autocomplaciente mundo de las hermandades para que –como un velocípedo del
calendario- prejubilemos a cofrades válidos y harto necesarios a tenor de los
astrosos tiempos que corren? Cristianos a capite at calcem, de la cabeza a los
pies, experimentados y nunca expedientados, diáfanos como la tersura de Cristo
Rey, estos maduros en la Fe –ahora bajo el sombrajo del apartamiento- parecen
abruptamente relegados a los cuarteles de invierno. ¿A qué ton la retirada
anticipada de hermanos que apenas frisean la edad de sesenta años o incluso
algunos menos cuando a decir verdad alcanzan ahora el cénit de su máximo apogeo
léase directivo, dirigente, presidencial? Y no cercenen el aserto antes que
después. Pues la madurez también constituye -¿verdad Lisis de Tarento?- una de
las más ecuánimes filosofías del alma…
No aludo –ardería Troya y se armaría la de mazagatos- a ningún
anacrónico trasnochado cuya hacendosa jubilación concuerda con los tiempos
presentes. No. Me refiero a los capacitados en edad de pleno ejercicio. A todos
aquellos que ensombrecerían las ansias de encaramarse al autobombo sin chicha
ni limoná de los bautizados por Manuel Jaén como bolizas por metro cuadrado.
Soberano tino el de Manolo Jaén en la elección del vocablo -¿a que sí, Manolo
Picón?-. Subsiste demasiado desaprovechado intramuros nuestras hermandades y
cofradías. ¿Huidos o expulsados del sistema relativista -por lo menudo gratuito
e insultante- que la dogmática de cartón piedra de las redes sociales vociferan
a distancia en una cobarde jurisprudencia ex cátedra de minutos de gloria y
mamarrachadas sin ton ni son?
Me apena, incido, la prejubilación –la inutilización en suma- de los
válidos retirados a las trincheras de una pronta remembranza. ¿Ha cambiado
–para bien o para mal- la masa social que lleva la voz cantante, la batuta, la
flauta de Amelín de las cofradías de Jerez? ¿El soniquete mediático? ¿Vale más
una alcachofa –vulgo micrófono- que el servicio diario por la hermandad de tus
amores y por el hueco –sagrado espacio- ganado a pulso por los prejubilados
demasiado anticipadamente? No quiero pecar por exceso de una sevillanización
como modelo marco. Pero en los Cabildos de Oficiales de las cofradías de
Sevilla la media de edad es bastante alta. Y la mezcolanza juventud-veteranía
sigue y prosigue un proceso natural de relevo generacional. Para mí tengo que
Jerez sufre de una desbandada de gente de bien de mediana edad. ¿En qué medida
influye que cualquier decisión errada como dirigente los coloque en la punta de
la picota del insulto pueril, de la descalificación sobredimensionada, del toma
y daca del escarnio en la red de redes cuando, al margen de cofrades, son
señores de pulcra imagen pública, respetables trabajadores de su empresa,
honrados padres de familia y católicos afines a los dogmas de la Santa Madre
Iglesia? Hete aquí un pespunte para la reflexión. ¿Se retiran los válidos con
acento de nuestras Hermandades por culpa de los validos sin acento que también
son okupas intrusos de las mismas?