La
Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras y la Fundación
Cajasol presentan la novena obra “de madurez” –libro de fotografías- del
renombrado autor jerezano Juan Salido Freyre
Federico García
Lorca, en su conferencia titulada ‘Juego y teoría del duende’, aseguró –con
prolífica vitalidad expresiva- que “el duende sube por dentro desde las plantas
de los pies. Es decir: no es cuestión de facultad, sino de verdadero estilo
vivo: de sangre, de viejísima cultura y, a la vez, de creación en acto”. Dicho
aserto –que a su vez también deriva en acierto- define –madurando que es
gerundio- la fotografía de Juan Salido Freyre. Creación en acto que inyecta al
espectador “el duende –estremecedor de puro bello- que sube por dentro desde
las plantas de los pies”. En el libro –siempre penúltimo, jamás último, y suma
ya la nada desdeñable cifra de nueve obras publicadas- ‘Cuba guajira’ –donde lo
sociológico y lo antropológico se funden en un único haz- Juan Salido hace
acopio de otro vocablo lorquiano: “tuétano de formas”. El lector de la presente
crónica comprenderá el alcance tan metafórico como visual de la acepción si
hojea y ojea esta apuesta que ha llevado al reconocido fotógrafo jerezano tres
años de silente trabajo y una ulterior selección de setenta instantáneas de
entre la fecunda cantidad de siete mil. Objetivación cualitativa sin
artificiales componendas.
La Real Academia de
San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras y la Fundación Cajasol han presentado
en la sede social de la docta corporación cultural jerezana este verosímil
documento histórico brillantemente prologado –repetimos: haciendo gala de una
prosa más gráfica que caligráfica- por el Académico Correspondiente y crítico
de arte de Diario de Jerez Bernardo Palomo, quien a su vez también asumió el
discurso de presentación de la obra en la tribuna de oradores de la Academia
Jerezana-. Gracias a la iniciativa editora de la Fundación Cajasol ‘Cuba
guajira’ llega a nuestras manos enmarcada en las calidades de impresión más
propicias y adecuadas. Presidieron la sesión extraordinaria el presidente de la
Real Academia de San Dionisio Joaquín Ortiz; la directora de Comunicación,
Acción Social y RR. II. de la Fundación Cajasol Pilar Lacasta; el vicepresidente
de Ciencias de la Academia Jaime Bachiller y el vicepresidente de Artes y autor
del referido libro de fotografías Juan Salido, así como su prologuista y
compañero de corporación académica Bernardo Palomo.
Debemos precisar la
belleza formal del texto que redactó Palomo ex profeso para la ocasión. Medido
de tiempo y preciso de pronunciación. Un deleite para la escucha sostenida de
la concurrencia. Detengámonos en algunas de las puntuales y punteras
afirmaciones de Bernardo Palomo:
-
No cabe la menor duda de que la obra
que hoy presentamos, por el propio discurrir de los últimos acontecimientos, se
va a convertir en un testimonio de consecuencias antropológicas. Un libro que
va a servir de referencia. Si todo acontece como creemos que va a ocurrir, con
Estados Unidos, definitivamente, abriendo los brazos y quitando los grilletes
del acoso social y económico, Cuba, en unos años, va a cambiar de fisonomía.
Los rigores de la pobreza, esa que tanto ahoga y mediatiza, verán atemperadas
sus nefastas posiciones. Los esquemas de una política opresora puede que estén
llegando a su fin y la luz diáfana de la libertad y de la democracia podrá
quitar hierro a una sociedad inmersa en la cruel coordenada de la injusticia
social. Todo esto verá reducido esa esencia que, todavía, encierra la guajira
de la caña de azúcar. Por eso, este libro va a ser todo un tratado de
sociología, de geografía humana, de historia de un pueblo relativizado por sus
muchas carencias y potenciado por su suprema naturaleza humana.
-
Juan Salido nos ha situado con su obra
en los medios de aquella existencia, ha metido su cámara en los horizontes casi
vírgenes de un pueblo que mira sin posar, extrayendo las miradas profundas de
la gente, sus gestos pausados, su ancestral calma, el discurrir sin tiempo de
sus vidas. Los habitantes de la guajira desentrañan su pobreza llena de
dignidad, la misma esencia que les permite vivir inmersos en una dulce
naturalidad, vacía de cualquier aditamento extraño que impone la moderna
sociedad de consumo. Estamos ante todo un documento donde estética y ética
social y geografía humana yuxtaponen sus fronteras hasta alcanzar un todo
paisaje humano.
-
De nuevo Juan Salido se nos ofrece
como un artista total en los horizontes de un arte, también, total, con las
argumentaciones de una fotografía en la que la Cuba profunda de la caña de
azúcar, esa guajira eterna, de contrastes y pausada humanidad se convierte en
un absoluto motivo estético. Un libro de fotografía que abandona sus lógicas
posiciones de sin par belleza para alcanzar un postulado mayor que servirá para
que generaciones posteriores encuentren la referencia absoluta de un pueblo
que, dentro de su esquiva realidad a contracorriente, conservó su sabia y
eterna dignidad.
Acto seguido hizo uso
de la palabra Pilar Lacasta, representante de la Fundación Cajasol, para
felicitar fervientemente la maestría fotográfica de Juan Salido y disculpar la
ausencia del presidente de la Fundación Antonio Pulido –quien sí pudo almorzar
con Salido y con el presidente de la Real Academia Joaquín Ortiz para mostrarle
personalmente su contento y sus más directos parabienes-. Lacasta sí transmitió
–leyó públicamente- un texto alusivo de Pulido en algunos de cuyos párrafos
subrayaba que “este libro forma parte de la Colección de Publicaciones de
nuestra Fundación y se suma al acercamiento entre las culturas, en este caso a
la visión de los cantes de ida y vuelta entre Andalucía y América en forma de
fotografías donde apreciamos el trabajo en el campo, en el pueblo, en las
miradas de los viejos cubanos, de los niños de hoy y de siempre; en la
naturaleza y en el día a día y en el hoy por hoy de una Cuba que Juan Salido
nos regala llena de emociones, de sentimientos, pureza y honestidad”.
Juan Salido expresó
un breve pero intenso discurso que bien puede catalogarse –stricto sensu- de
composición de lugar o de sincero decálogo de intenciones. Destilando el
contenido fulgor de la emoción lógica a tenor del resultado final de la obra
–obra artística donde las haya-, Salido explicó grosso modo la nómina de
agradecimientos que facilitaron su acceso a esta quizá no del todo conocida
guajira tan noble de hombres como escasa de medios. “Quien debe hablar es el
libro, cada fotografía, y no yo”, indicó el vicepresidente de Artes de la Real
Academia de San Dionisio. Sí entroncó –y explicó detalladamente- los aspectos
formales de esta colección de setenta fotografías con el neorrealismo (“esa
tendencia artística –al decir minutos antes por Bernardo Palomo- que hacía
plantear a los artistas la realidad circundante de la manera más descarnada”),
así como su rendida admiración por el fotógrafo americano Robert Frank.
Finalmente Joaquín
Ortiz, presidente de la Real Academia, felicitó muy de veras al compañero de
corporación Juan Salido al tiempo que destacó la feliz concatenación de
circunstancias –algunas de ellas “propias de un hecho milagroso”- que han
cuajado en realidad “este inmejorable libro de fotografías, testimonio ya
tangible que quedará para la posteridad”.