Por Marco Antonio Velo. Publicado en
Diario de Jerez
No
creo yo que la delegada de Igualdad de nuestro
Ayuntamiento María del Carmen Collado haya
entrado como elefante en cacharrería ni desbarrando sus pinreles como Pepe
Leches en la conceptista noche oscura del alma. La señora es que no sabe una
papa de cofradías y de buena ley ha soltado el interrogante consciente de su
supina ignorancia al respecto. ¡Digo yo! Otra batueca explicación no cabe. Pues
instrucción al canto para quien ignora y todos más anchos que panchos. Al canto
y al cante de saeta de Angelita Yruela –también mujer emblema de la Semana
Santa de Andalucía-. Ya previno don Manuel Oteo que ni fíes ni porfíes ni
cofradíes. Nuestra delegada de Igualdad no ha considerado este último aserto
para abrir la caja de pandora de un mundo, el de las cofradías, tan
hospitalario y acogedor si se nos viene de frente, ¡siempre de frente!, en el
ancho de embudo de nuestras cortesías a veces demasiado generosas por largo. ¿A
do la mujer en Semana Santa? En la vara dorada del Perdón, en la secretaría de
Loreto, en la Junta también de la Cena y la Coronación y la Clemencia, y… ¿las
enumero todas? Y en la tradición ancestral y renovada de las hermanas de Jesús
Nazareno bajo siglos de noches de Luna de Nisán. Y en la fecunda labor de Ana
María Salas y Macarena –miembro (y no “miembra” de ninguna igualdad) del
Consejo de Cofradías y esposa de Hermano Mayor y reciente madre de cofrade
precoz-. En el portento poético –pregoneras de la Semana Santa de Jerez- de
Inma Cáliz y Paqui Durán. En las deshoras de madrugadas de templos cerrados
mientras engalanan a nuestras Vírgenes en sus merecidos honores de camareras de
amor desprendido, en los plancheros de túnicas que se predisponen a la ilusión
revalidada de sus hijos, en la solidaria paciente espera de soledad en casa
porque esta noche también toca reunión de Cabildo de Oficiales de los maridos…
En el interior de cada cofradía, bajo las túnicas, con el pelo recogido y las
uñas sin pintar y a menudo los pies descalzos. En todas las mañanas del año
allí delante del Señor de San Francisco. Y siempre detrás del Señor de San
Lucas. Y en los bancos de los cultos… Y hasta la mujer más mujer de entre las
mujeres, la Madre de Cristo y Esperanza Nuestra, también bajo la suprema
perfección estética del paso de palio. ¿La mujer en Semana Santa? Como Dios,
querida delegada, como Dios: en todas partes.