Emotiva
sesión necrológica celebrada en la Real Academia de San Dionisio en memoria de
la prolífica escritora
La Real Academia de San
Dionisio de Ciencias, Artes y Letras celebró este pasado martes una muy entrañable
sesión necrológica en memoria de quien fuese destacada académica de esta docta
institución cultural Vicenta Guerra Carretero. Su fallecimiento, el pasado año,
cubrió de hondo pesar no sólo a los miembros académicos de San Dionisio sino a
una ciudad entera que supo valorar en su justa medida los valores humanos y
literarios de tan prolífica escritora. Concurrían en el salón de actos de la
Academia de San Dionisio tres voces muy apegadas a la trayectoria de Vicenta:
la profesora Dolores Barroso, el Académico de Número Andrés Luis Cañadas y el
también Académico de Número y presidente de Honor de la Academia Jerezana
Francisco Fernández García-Figueras.
Dolores Barroso destacó
cómo Vicenta fue una mujer adelantada a su tiempo. Que, creciendo siempre en el
valor de la familia, “tuvo un sentido de la libertad desde la
asunción de la responsabilidad. Necesitaba el contacto con los demás. Ella va a
regalar todo su ingenio por toda Andalucía”. Definió su poesía como “plurisensorial”.
Fue una mujer “muy libre desde la entrega a los demás. Yo siempre he dicho que
Vicenta es una hada buena que te reconcilia con la vida. Fue una auténtica
misionera en pos de la lectura”.
Por su parte, Andrés Luis Cañadas, visiblemente emocionado
sobre todo en el último tramo de su exposición, se refirió a la autora –en
texto a modo de epistolario abierto- como “una entrañable persona de inmenso
caudal poético que además gozaba de un singular sentido del humor”. Con su
muerte, indicó, “perdió Jerez y perdió la Academia”. Recordó Cañadas vivencias
que ambos compartieron como algunas muy ilustrativas celebradas en conocidos
centros educativos de la ciudad.
Finalmente Francisco Fernández subrayó cómo en Vicenta “la
poesía fue el norte de su vida literaria, siempre oportuna la rima y el
consejo”. Quiso poner de relieve “el valor incalculable que le otorgaba a la
amistad” pues la escritora fue “el palpitar de un corazón sensible que se movía
entre la poesía, la amistad y la fe. Ni siquiera los años podían con sus ansias
de niña”. Dirigiéndose directamente a Vicenta Guerra, Francisco Fernández
señaló que “en tu espacio fuiste feliz. Tuviste la fortuna de no aislarte del
mundo”. En efecto “escribir poesía infantil no es, en ella, infantilizar la
poesía”.
Cerró el acto el presidente titular de la Real Academia de
San Dionisio Joaquín Ortiz con unas palabras también dedicadas al
enaltecimiento del recuerdo de tan activa y comprometida compañera
académica.