¿Una tradición venida a menos? - Columna semanal de Marco A. Velo en Diario de Jerez
Alfa: La Navidad en Jerez no es nocturno yerbazal ni novelería de frufrú ni futurista lámina de tinta agraz. Preguntemos a uña de caballo a Juan Mateos o a Manuel Alcocer. Jamás la Navidad jerezana estuvo diseñada por los oráculos del desdén. Ni por los irredentos manufactureros de la progresía -flatus vocis- de nuevo cuño. Sí por escribanos de tez oriental y tenacidad que ni el mismo Jenócrates. Por señores perseverantes -más vale la práctica que la gramática, reza el viejo refranero-. Por mantenedores de la quintaesencia, por anfitriones de siembra y sedimento. Por defensores a ultranza de la moviola de estas nunca coladizas tradiciones que no proscriben ni prescriben… Sí ha menguado por el contrario el extenso programa de ‘Nacimientos’ que antaño la ciudad -como un despliegue de puntos de asombro artístico- exhibía para visitas y revisitas de propios y extraños. De puristas y advenedizos. De paseantes en Cortes y de forasteros imbuidos de calma chicha. Se echan de menos algunos belenes de tronío. Verbigracia aquellos monumentales que firmaba José Alfonso Reimóndez López ‘Lete’. ¿A do fue a parar la apuesta y la propuesta de entidades de cierta raigambre mediática a favor de tan genuina tradición local? ¿A qué ton la merma de su iniciativa: a factores económicos, a quíteme usted allá un compromiso sobreañadido, a la carencia de artesanos dispuestos a echar horas en balde, a la falta de personal para cumplir los turnos de vigilancia? ¿A una invasión de los modos interpuestos por la sociedad de confort? ¿A una (astrosa) decadencia de tan genuina práctica prenavideña?
Así como las cofradías de Semana Santa lanzan en Cuaresma sus por veces más elaboradas campañas antecedidas por el directo lema de ‘Viste la túnica nazarena’, asimismo la ciudad -a poco que continúe esta pusilanimidad para con los ‘nacimientos’ institucionales que pasan gradual y paulatinamente a la despensa de su olvido cuasi definitivo- ha de incentivar y potenciar tan distintivo sello de identidad. De lo contrario acontecerá lo que suceder suele: que, por una desorganización interna muy deslavazada de directores de orquesta, por la tendencia a la dejación indisimulable, el belenismo expuesto irá a menos, perderá fuelle, descenderá en cultivos y propuestas, y otra localidad más avispada y atenta a indebidas apropiaciones -léase de la provincia o no- hará suyo cuanto nunca fue. La Asociación de Belenistas de Jerez es ejemplar -intachable- en este sentido. Nada que objetar: más bien lo frontalmente contrario: merecen estimación y enérgico aplauso. Al pie del cañón, insistiendo que es gerundio. Pero no deben descansar las restantes instituciones jerezanas en un compromiso que afecta y corresponde a la practica totalidad. Las marcas locales -puro marketing- es misión totalizadora. Hermandades, peñas flamencas, fundaciones, asociaciones vecinales, comercios de ancho escaparate, empresas de flujo de público diario… deben incorporar en sus programas de actividades y en sus presupuestos anuales el apartado fijo e inamovible de ‘montaje del Nacimiento’ -obligatorio al margen de modas y modismos y vacilantes caprichos de las ventoleras de las injerencias externas-. Tomemos nota, hagamos piña común, diseñemos estrategias de grupo y apliquemos mecanismos correctores. A mayor gloria y alabanza del Niño Dios según Jerez.
Beta: Cambio de tercio. Esta columna periodística agregó la pasada semana innúmeros adeptos a la figura de Alfonso Rodríguez Alcántara. Una vez publicado el artículo en papel prensa continuaron sumándose versiones en clave de agradecido anecdotario. La fontana que no cesa. Siendo activo Teniente Hermano Mayor de la Hermandad de las Cinco Llagas -la cofradía de sus amores-, Rodríguez Alcántara trajo a la vida al cofrade de la Amargura y costalero del Señor de la Vía-Crucis Enrique Víctor de Mora Quirós -una de las cabezas mejor amuebladas de la ciudad, amén abogado, escritor, pregonero- (a todo esto: poco o apenas nada -ay- se prodiga Enrique Víctor en su habilidosa destreza para el articulismo de fuste: imploremos a su pacto de sangre con los puntos sobre las íes para que pronto tome recado de escribir: su imaginario fabulador y su argumentario realista son del todo plausibles).