Por Yolanda González Barroso
La innovación y la comunicación son, hoy en día, dos valores intangibles de todas las empresas y entidades dedicadas a la investigación e innovación, que buscan posicionarse en sus sectores y/o disciplinas como referentes a nivel internacional, apostando por la diferenciación y rentabilidad de sus productos, procesos y servicios, y en definitiva, siendo cada día más competitivos.
Ambos valores, innovación y comunicación, funcionan íntimamente unidos. Los consumidores queremos y exigimos novedad y diferenciación y nuestros deseos de compra se ven influenciados habitualmente por la necesidad de identificar nuevos productos y servicios con sus nuevos atributos, características y funcionalidades.
Es aquí donde la comunicación de la innovación asume su máximo protagonismo, siendo responsable de que ese esfuerzo innovador llegue al público en general.
Y este papel sinérgico y potenciador de innovación y comunicación ha sido asumido como propio por la Unión Europea y trasladado a sus principales Programas Financieros de apoyo a empresas y grupos de investigación, constituyendo actualmente una obligación para el beneficiario de dichas ayudas, cuyo no cumplimento constituye causa de reintegro de las mismas, para todas aquellas empresas y organizaciones que las reciben con el objetivo de apalancar sus actividades de I+D+i. En este sentido, la publicidad de la concesión y su conocimiento por el público en general constituyen la base de esta política de difusión de la innovación que impulsa la Unión Europea y que, además, exige la implementación de muchas herramientas de comunicación, tradicionales y/o innovadoras, que constituyen un nuevo campo a explorar por los profesionales del ámbito de la comunicación.
Por lo tanto, cada vez se hace más necesario desarrollar en nuestras sociedades una cultura de la innovación, en la que los medios de comunicación desarrollen un papel fundamental a la hora de difundir la información y crear opinión pública. Y junto a los medios, hay otros actores, como son las empresas, centros de investigación, parques científicos y universidades, que hoy en día son clave si se quiere difundir e impulsar una cultura innovadora en la sociedad.
Ayudar a informar sobre el conocimiento, la ciencia y la tecnología por los profesionales de estos ámbitos favorece, no sólo la posibilidad de que la sociedad conozca los avances que se van introduciendo en cada disciplina científico-técnica y en cada tecnología, sino también impulsa la colaboración entre científicos y empresas, poniendo a su disposición el conocimiento y la tecnología, factores clave de competitividad para las empresas. La conexión de todos estos actores es imprescindible para el impulso de una sociedad más Innovadora en la que el emprendimiento alcance a todos los sectores y a todos los profesionales, buscando no sólo el beneficio propio sino también el progreso de la sociedad.