¿En Jerez no hay cafeterías? 





Recomendamos un primer recorrido cafetero por el itinerario de la ciudad

MAV – MIRA 

Pedro Pacheco, a la sazón alcalde de la ciudad cuando entonces, solía afirmar con rotundidad -una y cien veces y así hasta la extenuación- que “en Jerez no hay cafeterías”. Se refería a la ausencia de establecimientos propiamente dichos que atendieran a la naturaleza de tales. Hubo una época en la que difícilmente hallabas una cafetería de sobremesa que animara los desérticos sábados o domingos tarde en el centro de una localidad que parecía devastada por la soledad y el silencio. Eran otros tiempos. Ni muy lejanos ni muy cercanos. La imaginación y la recordación del lector sabrá situarlos en su propia memoria.

A día de hoy Pacheco, a quien no le faltaba razón en su demanda, no podría decir mismamente aquella frase repetida como una cantinela no exenta de cierto gracejo. “En Jerez no hay cafeterías”. Años pasaron. Y las cafeterías se han reproducido en riqueza de su servicio y en elegancia decorativa. También a lo largo y ancho del suelo jerezano. Los fines de semana ya hay dónde elegir. Sin temor al equívoco. Nos permitimos una entrega –habrá más- de recomendaciones a sabiendas, por otra parte, de la blancura subjetiva del libro de los gustos.

Recomendamos, de entrada, una oferta de rechupete. Por dos euros y medio. Precios siempre módicos y variables. ¿Dónde? En Pomodoro. Luz Shopping. ¿Ha probado el lector el café al caramelo? ¿Y las porciones de tartas de caramelo y vainilla? ¿O de queso y oreo? ¿O el lingote de amaretto? ¿O la pizzeta de nutella? A cualquier hora del día y todos los días de las semanas. Y todas las semanas del mes… Para degustar y disfrutar en pareja. O con la familia al completo. Calidad de repostería asegurada.
La Rosa de Oro, sita en calle San Francisco de Paula. Podríamos decir que este establecimiento se lleva la palma de la excelencia cafetera. Pero no sólo la palma, sino también la palmera. Celebérrimas en la ciudad las de chocolate, únicas en su elaboración. Una experiencia sin parangón para los dulceros empedernidos. Las tartas de tres chocolates o los petisús de crema, de chocolate o de caramelo constituyen otra tentación irreprimible. No  dejen de saborear los cortadillos de sidra…

La cafetería Berlín -en la avenida José Manuel Caballero Bonald- merece capítulo aparte. Y a fe que se lo dedicaremos: capítulo monográfico en su honor. Regentada por el prestigioso profesional Juan Carlos Ibánez, acaso de los pocos maestros chocolateros que abriga la provincia de Cádiz. Sus elaboraciones -cien por cien artesanas- merecen el aplauso fiel de su creciente clientela. El sabor de las tartas de Juan Carlos poseen distintivo de calidad. Puede decirse que la chocolatería es su especialidad. Mucho antes incluso que, durante años, ejerciera de profesor y jefe de pastelería de la Escuela de Hostelería de Jerez. Juan Carlos Ibáñez es el rey de la tarta creativa. Verbigracia: la tarta de chocolate blanco con tocino de cielo. Las palmeras no se quedan atrás. Por ejemplo la de kinder bueno. Lo dicho: sobrevendrá capitulo exclusivo.

Finalmente nos trasladamos a la calle Arcos. Casi frente por frente a la capilla de los Desamparados. Allí -fundada hace diez años por la familia Garzón- el jerezano puede paladear los productos únicos de su vitrina. Dulces de autor y unos buñuelos que han ganado fama y renombre. Un amplísimo rincón muy confortable para conversaciones a media voz. Ambiente íntimo siempre asegurado. Ya quedó anacrónica la aseveración que subrayaba la inexistencia de cafeterías en Jerez. La demanda de Pedro Pacheco ha sido correspondida por el signo de los tiempos. El itinerario no concluye en estas cuatro recomendaciones. El dictado exige un punto y seguido. Mientras tanto: ¡buen sorbo!

PROGRAMACIÓN CULTURAL

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