“Hay muchos pintores pero muy pocos artistas que arriesguen” 



Entrevista con Julio Rodríguez, considerado uno de los mejores retratistas de Andalucía Occidental 

MAV - MIRA

Es de los mejores fisonomistas de toda Andalucía Occidental. Un retratista mágico. Pero asimismo, en otras temáticas pictóricas, un vanguardista de altos vuelos imaginativos. Su fama le avala. Su renombre le asiste. Posee a nativitate un don natural para la pintura. Para la creación -para la creatividad- en la concepción más fascinante del término. Posee -¡ultreya!- sello propio. Un ADN que matrimonia el pincel con el lienzo. Los cuadros de Julio Rodríguez sólo se parecen por entero a los cuadros de Julio Rodríguez. Un artista fecundo y plural que en efecto sí vive de su inagotable vocación. Que es, por ende, profesión constante. Julio ha tenido la amabilidad de visitar la redacción de Mira Jerez para hablarnos de su origen y de su talante y talento y envergadura artística.
- ¿Usted nació dotado de un talento innato para el noble arte pictórico? ¿Qué primeros recuerdos alcanza su memoria sobre esta vocación artística? ¿Dibujaba ya de niño?
- Sí, recuerdo que desde que tenía apenas seis años ya destacaba en el colegio. Mis juguetes preferidos eran los lápices Alpino, las ceras Manley y las témperas Pelikán. Incluso venían a mi casa a encargarme dibujos de Mazinger Z, que cobraba a cinco duros. Se puede decir que llevo casi toda la vida viviendo por y para la pintura. Puesto que luego más tarde, en la mili, realizaba también encargos de retratos de las novias de los soldados y de algún mando.
- ¿Cuánto más se pinta -cuánto más se cultiva el oficio, el arte, la creación sobre el lienzo- mejor pintor se es? 
- Bueno, cuanto más se pinta, más oficio se adquiere. Pero lo fundamental es encontrarse con uno mismo y darle personalidad a la obra. Digamos que entonces la creatividad, valentía, etcétera, están por encima de la técnica. Hoy en día existen grandes pintores pero pocos artistas. Pocos artistas que arriesguen. Se peca de ir a lo práctico.
- Así como en la literatura pura, en la literatura de ficción, ¿también la pintura puede expresar realidades que existen más allá de lo puramente visible? ¿Realidades alternativas? ¿Verdades que no apreciamos a simple vista? 
- Claro que sí. Hay multitud de formas de expresar la realidad… de forma abstracta o de un modo poético.
- ¿Cómo definiría, de entrada, su estilo?
- Mi estilo es claramente figurativo y, dentro de la figuración, moderna. Me muevo a través del realismo o hiperrealismo y últimamente practico los trampantojos.
- ¿Le atraen las vanguardias? ¿Por qué? 
- Sí, mucho porque pienso que el arte debe avanzar al igual que las tecnologías. Muchos pintores se empeñan en querer parecerse a otros pintores del pasado. Pienso que hay que tenerlos de referencia pero hay que mirar hacia adelante. A mí no me gusta parecerme a nadie. Siempre digo lo mismo. Nunca pintaré como Velázquez pero Velázquez tampoco pintará como yo.
- Ha cobrado usted merecida fama como retratista excepcional. Clava sobremanera el rostro con alma. El lenguaje de la mirada. La expresividad nunca paralizada en la cuadratura de una obra. ¿Cómo dota de vida al magisterio de su capacidad de retratar en diferentes técnicas la mirada, la sonrisa, los rasgos exactos, el aliento de la fisonomía de tantísimas personas? 
- La verdad es que siempre he tenido fama de gran retratista. Soy muy buen fisonomista. Tengo facilidad para ver los parecidos en las personas. Recuerdo que un tío mío decía: “Este niño, de mayor, hará los retratos robot para la policía”. Mi ultima exposición “El retratista de almas” fue un gran éxito de público y crítica, llegando a pasar más de dos mil personas por la sala Pescadería Vieja. Fueron retratos muy realistas realizados a lápiz y bolígrafo  Bic, donde sorprendía la profundidad de la mirada.
- ¿Qué tiempo le lleva pintar un retrato?
- Depende del tamaño y técnica de la obra. Ahora voy a entregar uno realizado a óleo, que mide 1.60x1.00 y en el que llevo dos años, pero lo normal es tardar de media un mes.
- De entre todas las técnicas que usted domina, ¿cuál es su preferida? ¿En cuál se siente más cómodo?
- Mis dos técnicas favoritas son el lápiz y el óleo pero últimamente me gusta mucho el bolígrafo Bic… por su frescura. 
- ¿Cuándo considera una obra definitivamente terminada?
- Buena pregunta: hay que saber pararse. La obra tiene una finalización… y es cuando ves que te dice mucho y que es mejor dejarlo así para que tenga frescura. 
- ¿Qué necesidades o requerimientos o circunstancias ambientales precisa para crear, para pintar, para trabajar: una determinada hora del día, silencio o música, mucha luz o poca, una época del año? 
- La música es mi fuente de inspiración y al mismo tiempo hace de compañía. Me gusta trabajar de noche aunque es cierto que la luz natural del día es mejor… sobre todo por el color.
- Usted tiene su propia escuela de pintura, su número considerable de alumnos, imparte clases, recibe encargos… ¿Se puede vivir hoy día de la pintura?
- Sí…se puede vivir. Es difícil pero no imposible… Yo llevo cerca de veinticinco años viviendo de la pintura y de las clases. Digamos que tengo tres patas de trabajo: las clases, los encargos y las exposiciones.
- ¿Usted cree a pies juntillas en la inspiración? ¿O, como también aseguraba Camilo José Cela, la inspiración ha de pillarle trabajando?
- La inspiración es fundamental en mi caso. Siempre estoy receptivo a poder atraerla. De hecho siempre estoy en otro mundo y me despisto mucho al tener la cabeza siempre maquinando fantasías y creatividad.
- ¿Qué desearía añadir?
- Por último reseñar que amo mi trabajo y que me siento un privilegiado por hacer lo que más me gusta. Porque aunque no me voy a convertir en millonario, siento que sí soy millonario de espíritu. Y esto es muy importante. Y además me consta que tengo muchos seguidores de mi pintura, lo cual me alimenta el ego de una forma natural. No me considero materialista, valoro la amistad y creo tener muy poquitos enemigos. Ha sido un placer esta entrevista. Muchas gracias. 

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