“Los periódicos en papel están viviendo un proceso de defunción próxima”



“En la Transición había gente de mucha talla: el respeto era la norma”

El escritor y periodista Fernando G. Delgado nos obsequia con una serie de reflexiones en alta voz 

MAV – MIRA 

En puridad setenta años no son nada. Plena madurez en todo caso. Setenta años son los que acaba de cumplir el reconocido periodista y preclaro escritor Fernando G. Delgado. Ge de García, aunque más popularmente sea identificado en España como Fernando Delgado a secas, el rostro amable de voz poderosa de los telediarios de fin de semana de Televisión Española durante una buena porción de años, el timbre de locutor tan apreciado en el mítico programa radiofónico ‘A vivir, que son dos días’, el literato ganador del Premio Planeta de novela -mediados de los noventa- con la obra ‘La mirada del otro’, exitosamente llevada a la gran pantalla años más tarde. Fernando suma veteranía a su fecundo bagaje profesional. Está curtido en las mil batallas del periodismo, “oficio” en el que comenzó cuando “apenas era un chiquillo”. La voz fue siempre su distintivo de calidad.

Ha visitado Jerez para participar en el XII Seminario de la Fundación Caballero Bonald, cuyo programa aborda la relación de la literatura, el periodismo y las artes con la época dorada de la Transición Española. Temática apasionante donde las haya. “Parece que fue ayer y en realidad no es así ni mucho menos”. Fernando, siempre amable en el trato, nos regala un surtido de declaraciones que a decir verdad emergen como fuente de confesiones abiertas. He aquí, entrecomilladas, cuanto nos contó a colación de las diferentes temáticas que introducimos con la fuerza de cada ladillo:

Periodismo de antes y periodismo de ahora
“Cuando veo el periodismo que veo y en las circunstancias en las que lo veo…  no tengo más remedio que añorar el periodismo que realizábamos en la época de la Transición. La escena pública ahora es confusa y disparatada. Antes había ideas, reflexión y debate. Pero tanto en los periodistas como en los políticos. Observo ahora el panorama que tenemos alrededor y todos se ha vulgarizado muchísimo. Antes, en la política y en el periodismo, había gente de empaque. De muchísimo nivel. Hoy día casi todo es de bajo nivel. En aquellos memorables años de la transición a la Democracia -escrita con mayúsculas- abundaban, ya digo los intelectuales. Es cuanto comentó Alfonso Guerra al pie del féretro de Santiago Carrillo: no es que esta generación sea peor que las anteriores sino que los buenos, los mejores, ya no se dedican a la política. Sin duda alguna, de la ramplonería actual viene la fractura de la convivencia que padecemos en toda España”.

La actitud de todos durante la Transición
“En la Transición el respeto era la norma. Había gente de mucha talla en todos los partidos políticos. Nada es perfecto y la Transición tampoco lo fue. Pero existía una solidaridad real de los agentes políticos de entonces. Porque, además, como llegó a comentar Saramago, aquí hubo una Guerra Civil y aún detectábamos rastros de aquella tragedia. La ética y la transigencia política eran necesaria. E incluso la cooperación de un periodismo de calidad. En la Transición las ideologías no se extremaban. Todos dejaban de ser un poco ellos para estar más cerca de los otros”.

La sociedad de hoy día
“Hoy nos encontramos con una sociedad que toma la Filosofía como anacronismo y que además, sin embargo, parece una sociedad preparada para dormirse en su limbo. Una sociedad en la que el ruido sustituye a la palabra. Y la acumulación de imágenes a la crítica. Una sociedad cuyo sistema quiere imponer una sola verdad. ¿Por qué lo que se ha escrito de un modo no puede ser reescrito de otros muy diferentes? Hay que valorar el concepto de la verdad. De las otras verdades. Por ejemplo: ¿cuál es la verdad de los libros? Pues la que estorba a la sociedad mediática”.

El periodista y la verdad poliédrica
“Gabriel García Márquez abundaba en la condición de oficio del periodismo. Vio al periodista como un artesano. Como un contador de realidades. No desligaba el oficio del periodismo del oficio de contar. También fue periodista Ramón María del Valle-Inclán y, a través de sus famosos espejos, ofrecía una verdad poliédrica. Otras realidades o la misma de forma diferente. ¿Es el periodismo una literatura de urgencia? No todo periodismo se hace con urgencia. El periodismo te pone en la pista de vuelo pero el vuelo es ya cosa tuya. Descubrí muy pronto que en la vida no todas las cosas son lo que parecen”.

Nuevos tiempos, nueva revolución
“Vienen nuevos tiempos. Los gestores y los soñadores no tienen por qué caminar separados. ¿Quién dice que los sueños no pueden ser gestionados? Una nueva revolución será necesaria. Pero nueva. Totalmente nueva. Y muy otra. La llegada de un nuevo mundo nos ha pillado en bragas y además con una Constitución obsoleta. Hay que ser optimistas. Aunque el pesimismo sea inevitable… Y es que… ¡los tontos dan mucho trabajo!”.

Periodismo digital versus periodismo impreso
“En el periodismo se está imponiendo la revolución de lo digital. Llegas a casa, ya de noche, y tu teléfono móvil te ofrece todos los titulares de las noticias de última hora. Te levantas a la mañana siguiente e igualmente el móvil, o la tablet, te da las últimas noticias también frescas y recientes. De aquí y ahora…. Cuando bajas a comprar el periódico, el papel prensa, ya todas las noticias te suenan pasadas y antiguas, ya estabas enterado de todo. El periódico impreso ya no te da información. El papel se debilita. También físicamente. Los periódicos más importantes ya no son lo que fueron. Todo se adelgaza.  Lo tengo contrastado y constatado: los periódicos impresos pasarán a ser ediciones de fin de semana. Para que puedan aportar un periodismo más reflexivo, más de profundidad, de análisis. Pero está cantado que sus contenidos diarios quedan anticuados al lado de la comunicación, de la información digital. La prensa escrita, la prensa impresa, esta viviendo un proceso de defunción próxima. Y lo dice un amante y un consumidor de prensa de siempre. Pero a los hechos hemos de remitirnos”.

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