Ofrecemos el vídeo de un imborrable momento del pasado Miércoles de Ceniza
MAV - MIRA
De manera improvisada. Brotando de los hondones de la espontaneidad. Una espontaneidad que es dictado del corazón. Que es oración de la sangre. Así cortó los espacios del templo el gran cantaor Luis Santiago Vargas este pasado Miércoles de Ceniza en la céntrica Capilla del Voto, de la Iglesia de San Francisco. Visitaba, como cada a año, a su Señor, su Señor a secas. Nuestro Padre Jesús de la Vía-Crucis, titular de la Hermandad de las Sagradas Cinco Llagas de Cristo, expuesto en solemne ceremonia de Besamanos. Allí estaba el bueno de Luis con toda su familia, con sus hijos… Como cada año…
Se adelantó unos pasos. Mirando de cara a Dios. Mirando de cara a su fuero interno. Mirando de cara a la razón de su ser. Y emergió de las tripas de la Gracia el don natural del cante. La saeta. La de siempre, la de ahora. Silencio imperante. Estremecimiento de todos cuantos allí presenciaban la escena. Forma parte de la intrahistoria de una jornada tradicional en los tuétanos de la ciudad. Luis Santiago conservando el mismo torrente de voz de antaño. La garganta evangélica de una doctrina cristiana según Jerez. Promesa cumplida. Uno hombre reza. Todos callan. Dios atiende. Jerez en estado puro.