La gran familia cherokee jerezana llora la pérdida de Ralf Sennefelder



Hondo pesar por la muerte de “un hombre bueno”

MAV – MIRA

Nunca estuvo apegado al sentido materialista de la vida del hombre. Jamás le importó ni la avaricia de otras riquezas -menos espirituales- ni la exigencia consumista de la sociedad que hoy nos gobierna con sus leyes de duro estaño. Ralf Sennefelder era una buena persona en el sentido más amplio y expansivo del término. Gustaba -necesitaba- de hermanarse con sus iguales. Desprendía cariño y simpatía a raudales. Y una defensa de la fraternidad sin parangón. Se daba a querer sin solicitar nada a cambio. El espíritu del altruismo. La encarnación de la bondad.

Ralf pertenecía por derecho propio a la gran familia cherokee jerezana: Moto Club Cherokee Jerez. Su pérdida ha pillado por sorpresa a la práctica totalidad de sus miembros, quienes hoy lloran este adiós que de seguro eleva a “tan fiel amigo” a “otras dimensiones”. Un infarto le sobrevino de sopetón. Estaba en su casa de Valdelagrana. Contaba 61 años de edad. Según testimonios de Jesús Vega, “a Ralf lo quería todo el mundo, hacía con todos, y mucho además con los niños. Se vestía de Papá Noel y regalaba chocolatinas a todos los chicos. Era un hombre muy bueno. Con un sentido de la honradez y la lealtad supremos”.

Este domingo día 11 del presente mes de febrero será incinerado a las 19.30 horas en el Tanatorio de Jerez. Vendrán personas de su Alemania natal, de Portugal, de muchos rincones de España… Ralf no ha muerto para todo cherokee jerezano que se precie. Su manera de ser y su humanidad dejan un legado imborrable. Los recuerdos, ahora, abren ráfagas de eternidad. Descanse en la paz que a todos supo contagiar.

PROGRAMACIÓN CULTURAL

PROGRAMACIÓN CULTURAL