Jerez: Salido, la Agrupación, Karel Teige y la fotografía



Marco A. Velo – Jerez íntimo – Diario de Jerez

Martes día 5 de los corrientes mes y año. Noviembre no busca a María por Rávena: no se anda con chiquitas en cuanto a la climatología se refiere. Noviembre derrama de sopetón la veladura del frío -un frío que cala y recala- sobre el cogote de la ciudad. Noviembre es un jarro de agua helada que acogota nuestro asombro: cándidamente nos las prometíamos muy felices: presentíamos un alargamiento del veranillo del membrillo hasta la hora pronta de las primeras zambombas. Pero ni hablar del peluquín: el mundo continúa dando vueltas sobre su eje y en esta anochecida de martes no sobra el ungüento de la ropa más invernal que de entretiempo. Noviembre ya no es un tratado de anacronismos sino la transición incluso poética entre dos estaciones.

Me alegra sobremanera -amén que nobleza obliga- haber asistido a la ponencia del compañero y hermano Juan Salido Freyre en la Real Academia de San Dionisio. La convocatoria registra una nutrida concurrencia que a no dudarlo sale ganando a la postre. La sesión académica ha calibrado su peso en oro. La docta casa -liderada por eficientes gestores como Joaquín Ortiz Tardío, Francisco Antonio García Romero, Antonio Millán, Juan María Vaca, Pilar Chico o el propio Salido- ha dado en la diana con un ciclo siempre actual y siempre posmoderno cuyo epicentro -y género temático- pivota en torno a la materia fotográfica. Resulta aleccionadora la alianza que para tal ocasión rubrican la Academia y la Agrupación Fotográfica Jerezana San Dionisio. Por cierto: digresión: la Agrupación merece todos los parabienes: el programa de actos del vigente año de su efeméride alcanza altísimas cotas de calidad y pluralidad. ¿Verdad que sí, Fátima, Mari Carmen, Pepe, Miguel Ángel?

Llego con suficientes minutos de antelación a la sede social de calle Consistorio. Me saludan, a la entrada, Bernardo Palomo, Manuel Fernández García-Figueras, Fátima González, Francisco Camas, Manuel Antonio García Paz, Angelita Gómez y Enrique Orellana. Saludo, a la salida, a Jesús Medina García de Polavieja, José Luis Zarzana Palma, Juan Félix Bellido, Sira Morales, Pepe Marín, Alberto García de Luján y Gil de Bernabé… De seguro el inoportuno olvido deja algunos nombres en el tintero. La confortabilidad gana enteros porque en el interior del salón de actos de la corporación académica el frío ya es un bluf abonado a la nada.

Salido dicta una conferencia “pata negra” cuyo contenido -de pura cepa- marida el flamenco con la fotografía y viceversa. No me resisto a tomar apuntes. ¿Cómo desechar al por mayor tantísima información de quilates? Por asociación de ideas -¡esa serpentina que mancomuna a sus anchas!- la charla de Juan me conecta con dos libros cuyas páginas – de puro subrayadas- suelo releer de cuando en tarde: ‘Film’ de Karel Teige -publicada una nova edición hace la friolera de diecisiete años coincidiendo con la Semana de Cine Experimental de Madrid- y ‘Henry Miller: tamaño natural’ del prodigioso fotógrafo y no menos talentudo escritor Brassaï. Reflexiono al respecto del arte, la imaginación y la consiguiente creación…

El asunto bien merece artículo aparte. Ya Karel Teige anticipó en 1925 cómo “desagraciadamente hoy el arte se ha distanciado del mundo moderno”. La aseveración no ha perdido vigencia. Quizá porque la indagación y la experimentación estén reñidas con la lasitud -cuadriculada- de la sociedad del confort. A nadie escapa que la globalización impone una cosificación de lo inmutable. Un estancamiento incluso de la renovación vanguardista. La prosa ensayística de ‘Film’ -que se escribe y se reproduce en los años veinte- preconizaba entonces que “de todas las artes, la fotografía está llamada indudablemente a interpretar, de la manera más exacta y auténtica, el ritmo, la poesía y el drama del mundo. Hay mucha más belleza mundana contenida en el celuloide que en un himno”. En este análisis andaba un servidor inmerso cuando la madrugada del miércoles aún me hablaba de caballeros flamencos y duende, de desgarro, de fieras celestes y de las máscaras de lo jondo.

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