Jerez: San Isidoro, Beltrán y Dionisio - Marco A. Velo – Jerez íntimo – Diario de Jerez



Alfa: Cultivar el insano ejercicio de la lengua viperina es clarividente síntoma de infelicidad personal (como también llega a serlo impostar una bonhomía postiza de sensiblería barata) e incluso de celo y recelo por la plenitud del prójimo. Dime cómo actúas y te diré de qué careces. Los lenguaraces de patios de vecindonas -con credos de corta y pega y a quienes se les suele coger con papel de seda- por lo común cometen la torpeza de su propia improductividad. Por razones de mala puntería. Eso se llama tirarse al vacío y caer fuera. O asistir a una corrida de toros y que te den un balonazo, que es el súmmum de la incompetencia, como bien señala el humorista gaditano Toni Rodríguez. En efecto: que fulanito critique a zutanito dice más y peor de fulanito que de zutanito. Sobre todo si fulanito o fulanita es advenedizo o advenediza. ¿A que a usted, lector, enseguida se le ha venido a la sesera -dicho sea en términos coloquiales- alguien reconocible de su devenir cotidiano?

Beta: Ha sido noticia en nuestra ciudad pendular de Jerez de la Frontera el nombre de un caballero simpar: Beltrán Domecq Williams. En esta sociedad que por suelto suele meter los pinreles en el chapapote de la falta de educación, de cuando en tarde toma mando en plaza el hecho diferencial de un ciudadano renacentista de alta exquisitez cuya elegancia interna y externa dejan boquiabiertos a propios y extraños. Si carácter es destino, el de Beltrán encuentra acomodo en el carisma de los valores tradicionales. Para concebir esta afirmación debemos retrotraernos a la escritura de San Isidoro. Y a su obra enciclopédica que bautizara con el nombre de ‘Etimologías’. Cui bono?  ‘Etimologías’, sí. Nadie lo ponga en solfa: ¿cuál es la diosa madre de la sabiduría? También la etimología. ¿Y el latín? A no dudarlo el paterfamilias de nuestra etimología. ¿Y qué significa ‘traditio’? Entrega -y de ésta palabra proviene ‘tradición’: léase sin estupor: el conjunto de los conocimientos, doctrinas y costumbres que se transmiten de generación en generación-. ¿Cuántos quilates de tesoros tradicionales -en su divulgación y en su difusión, en su mimo y en su desprendimiento- convergen en la personalidad -lord de la empatía- de Beltrán Domecq Williams -¡qué categoría en los muchos centímetros de su altura física!- tanto en el amor al vino, a la defensa del arraigo familiar, a la urdimbre de la amistad, a la jerezanía como sacramento? El veterano enólogo ha anunciado que deja la presidencia del Consejo Regulador. Después de dos mandatos no opta a la reelección. Cuenta con 74 años de edad, una salud intacta y le aguarda la escritura como un continuum temático sobre los caldos del Marco de Jerez. ¡Que sus próximos libros se vendan como rosquillas! Siempre por miles. Al por mayor. Su porte intelectual y su conocimiento de causa así lo merecen. ¡A tal señor, tal honor! ¿Verdad que sí, Manuel Fernández García-Figueras?

Gamma: Siempre sostuve que el cargo de presidente del Consejo de la Unión de Hermandades debería estar remunerado. No tanto por sopesar una profesionalización técnica en el desempeño del mismo sino para compensar el advenimiento -torrencial- de los zurriagazos contra el honor que -mutatis mutandis- caerán sobre la coronilla de quien ocupe el sitial de Curtidores. ¿Daños y perjuicios? Mejor víctima pasiva de prejuicios preconcebidos -¡tome usted ese rábano por la hoja!-. Amén las horas y deshoras en aras de una labor no reconocida, a menudo ingrata y cuajada de chinitas a cada paso. Me ha agradado el discurso uniforme que Dionisio Díaz ha sostenido estas semanas precedentes en los diferentes medios de comunicación que requirieron su presencia (a ninguno la ha negado y es gesto que le honra). A propósito de la presidencia del Consejo: también en el a veces heteróclito mundo de las Hermandades se implanta el mantra de un rumor tozudo e infundado: por ejemplo que suenen los nombres de Eduardo Velo, Ángel Heredia y Pedro Larraondo como posibles cofrades candidatos a la presidencia cuando los tres -que además son hombres de palabra- ya han asegurado y repetido, y en más de una ocasión y de dos y de tres, ahora y antes, su negativa a este respecto. La rumorología -sin fundamento- que se empecina en sumar candidaturas a las ya anunciadas, decidida y públicamente, por los buenos cofrades y amigos José Manuel García Cordero y José Luis Sánchez López.

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