Navidad 2021: la invasión de los juguetes escatológicos


Marco A. Velo – Jerez íntimo – Diario de Jerez 

 

 

Quienes somos padres debemos estar al quite de la nueva deriva que se impone en los catálogos de juguetes hoy repartidos con ahínco por los buzoneos de media España. Cuanto publicitan estas páginas que hacen las delicias de los pequeños poco dista de aquello que encontramos en los expositores de las jugueterías más selectas. El marketing decorativo aquí juega una función esencial a la hora de enganchar y reenganchar a los chiquillos ávidos de misiva a los Reyes Magos. El mundo de la niñez adquiere entonces un trasfondo expansivo y lineal. El universo de los juguetes siempre ha conservado la transparencia mágica de su carácter amable, inofensivo, pedagógico, educativo…

 

Sin embargo no todo es progresía en esta sociedad post-pandémica. También existen estancamientos y retrocesos. Aludimos a cierta tendencia monotemática de la juguetería moderna, donde las cañas se tornan lanzas. Ya sabemos que la generalización conlleva injusticia y que tampoco apelaremos al discurso catastrofista de la negatividad por norma. Pero lagarto, lagarto: los juguetes escatológicos han irrumpido por las bravas bajo la aparente celosía del mero divertimento. ¡Quién se lo iba a decir a los guionistas del anuncio de las Muñecas de Famosa cuando, cincuenta años atrás, escenificaron la musical pedagogía de la pureza infantil en aquel televisivo spot de “mensaje feliz” tan pegadizo! 

 

La escatología como reclamo. ¡Tome usted, lector, el rábano por esa hoja! ¿La escatología como ensanchamiento borrascoso del desaprendizaje? Para no desdecirnos, enumeremos algunos ejemplos de cuanto la industria del juguete coloca a dos palmos de narices de nuestros hijos en los escaparates de la ilusión ahora de nuevo reforzados por mor de las fiestas navideñas. En lugares preferentes de la sección de juguetes de los grandes almacenes o de jugueterías especializadas usted podrá toparse con las cajas de gran tamaño de juegos como ‘¡Caca chaf! Pisa la caca’: “Diviértete esquivando las cacas con los ojos vendados”. O bien: ‘Baño boom: ¡Atrapa la caca!’ Por cortesía con el lector omito la explicación detallada de las instrucciones de esta propuesta que al parecer ya alcanza cotas de los juegos más vendidos de la temporada. Otra opción no menos desagradable es ‘Pepe Moco: “Sácale los mocos sin hacerlo estornudar”. Léase: un busto del tal muñeco Pepe de quevediana nariz superlativa cuyos orificios contienen ya imaginan ustedes qué verdosos elementos. 

 

¡Ay de aquellos padres cuyos hijos pidan a sus Majestades otra barrabasada de tal calibre: ‘¡No despiertes a papá… y la tarta de chocolate será tuya!’. No echen demasiado a volar la tentativa y acertarán de pleno. ‘Tragatoy, el monstruo de los juguetes’ puede producir arcadas de puro asqueroso. O ‘Pedrete, el mono guarrete’. O ‘Hijos contra padres en un salvaje juego de habilidades’. ¿Apelación a la guerra doméstica? ‘Monopoly la Casa de Papel’: abramos un sombrío interrogante. Otro título inquietante: ‘Dinopeligro: ¡Como te pille robando a sus crías, estás perdido!’ Con los ‘Atizatopos’ martillazo va y martillazo viene. 

 

‘Mandíbulas’ al menos lanza un aviso a navegantes en la cubierta de la caja: “Tira la caña y saca la pesca con cuidado… si no quieres que Tibu te lance un bocado”. Suma y sigue: ‘La abuela majareta’. No añadamos ni una coma. Amén el bebé que echa ventosidades o el minúsculo unicornio que defeca. O el pepón que expulsa “mojoncitos”. ¡Para echarse las manos a la cabeza! Menos mal que aún permanecen las colecciones del todo actualizadas -y no menos interesantes- de los Playmobil y/o la fantástica renovada de Lego. Además de versiones inofensivas, blancas, de juguetes más tradicionales. Y menos malolientes. ¡Por favor, niños del mundo: elegid bien, pero que muy requetebién! ¡De lo contrario no os quejéis luego aduciendo que los Reyes Magos este año se han portado como una auténtica mierda! 

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