Cinturas en zigzag

La danza oriental achiquita a sus más convencionales espectadores. Porque nos agasaja con el calambre exótico de la transmutación del tiempo. Existe una candorosa seducción en este tipo de baile ahora modernizado por las boquitas pintadas de las nuevas princesas de la pista. Ellas sí que son artistas del lenguaje coreográfico. Ellas sí que amansan los exabruptos del aire con la calmosa candidez de una cintura que zigzaguea a compás. Ellas sí que aprenden a codificar el frenesí de la modernidad con el braceo –solemne, cándido, exuberante- de una caricia sin destinatario. Sugerencia, incitación, persuasión, simultaneidad, ecuanimidad. El ombligo como epicentro del serpenteo musical. El costillar como ondulación de una flexibilidad imposible. La sonrisa como introito al entendimiento colectivo. La Escuela de Hostelería de Jerez está interpretando los cánones culturales de la ciudad. Esos axiomas formativos que gravitan en la susurrante demanda de las muchedumbres. De ahí el exitazo de sus actividades. El ágape final –muy al contrario de cuanto pudiera pensarse- no engancha a tan selecta concurrencia. La esencia de las convocatorias radica en la calidad de sus contenidos, en la excelsa nombradía de los ponentes, en la inacostumbrada originalidad de sus enfoques. Y señalo el término “inacostumbrado” porque la Escuela de Hostelería marca el hecho diferencial de su poderosa imaginación a la hora de estructurar citas culturales. Demasiada culpa de semejante acierto la tienen, naturalmente, Mauricio Gil Cano y Paco Carrasco. El departamento cultural de la Escuela de Hostelería ha propuesto para hoy la lírica de la feminidad. Esta noche nos deleitarán con un espectáculo ofrecido por muchachas fabuladas de extranjería. Siendo de suyo tan jerezanas, tan provincianas, tan gaditanas. A principios del verano ya ofrecieron la simbiosis de sus razas mancomunadas, el hipervínculo de su femínea fascinación. El escenario estuvo flanqueado de matices pictóricos. Hoy, en la sede del Parque Empresarial –calle Einstein número 5- el departamento cultural de la Escuela de Hostelería amplía el número de bailarinas y otea el horizonte de un exotismo con imaginerías de mujer. Nuestra más encendida enhorabuena. La cultura no necesita pasaportes de inhibición.

PROGRAMACIÓN CULTURAL

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