La apoteosis del tú, me, mi, conmigo, contigo


Si zapateamos bailes improvisados, dejémonos llevar por el ritmo de nuestro fuero interno. Si desentrañamos las perfidias del mundo, achaquémoslas a la inefable insatisfacción de nuestros iguales. Si escudriñamos la lírica de la amistad, probablemente hallemos la épica del valor –siempre alcanzable- que late dentro de nosotros. Si tentamos la búsqueda de nuestro mejor amigo, posiblemente encontremos la tronera de su corazón. Si sonreímos, contagiaremos la gigantesca risa que nos une. Si insistimos en la confidencia de nuestros sentimientos, de seguro recogeremos el fruto de la reciprocidad. Si coloreamos de intimidad el finísimo hilo del cariño que me profesas, entonces de repente percibirás el aliento de mi respaldo. Si nos agenciamos la transparencia de las palabras, enseguida nos trasluciremos de una poesía con olor a eternidad. Si zapateamos, si desentrañamos, si escudriñamos, si tentamos, si sonreímos, si insistimos, si coloreamos, si nos agenciamos… Verbos cuya conjugación sólo aspiran a la apoteosis del tú, me, mí, conmigo, contigo.

PROGRAMACIÓN CULTURAL

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