¿Necesitas un jubilado?

Es cuanto vengo repitiendo hasta la saciedad, hasta el hartazgo, hasta la saturación: varones y hembras –dicho sea el género femenino en previsión de un tontorrón enfado de Bibiana Aído- no cesan de codificar la eutaxia, la euforia, la incitación de sus buenos sentimientos. Está de moda poner boquita de piñón, sonrisilla de falsete y rescribir frías palabras que falsifiquen –a menudo en balde- una personalidad angelical, sincerota, confianzuda. Nos movemos por el distanciamiento cibernético de la progresía vigente. Y, a las bravas, ocultamos tangencialmente nuestras miserias. Internet constituye un ventanal de exangüe suspiro para los maquiavélicos de turno. La última noticia remueve las entrañas de todo bien nacido. Un piltrafilla alquila a su progenitor –de sesenta y cinco años- como amo de casa, como chacha de limpieza y como servidor de tareas domésticas. ¡Átese los machos y tome ese rábanos por los yerbajos! Si usted necesita un jubilado, aquí encontrará la más inmediata solución. Si usted precisa un cautivo de libertades, aquí hallará la candidatura menos problemática. Porque, a mayor abundamiento, su hijo lo malvende como un ser dócil y encantador. ¡A saber las greñas de impudicia humana que habrá resistido nuestro abuelote infortunado! Yo creía que el invierno traía en sus capachos el abandono de mascotas, perrillos, gatitos, etcétera. También, ah Señor, la última práctica inmisericorde: el plantón sin posibilidad de retorno de los representantes de la tercera edad de parte de algunos execrables miembros de su parentela. Pero ahora, con esto de la asonada y asonantada crisis, dejar tirado a los abuelitos en los servicios de una gasolinera ya no es rentable. Hay que alquilarlos al mejor postor. Como carne de permuta económica. Como gran reserva todavía aprovechable. Como canjeo de postración con sangre sabor a horchata. Si a nada ni a nadie se quiere como a los hijos, ¿que sentirá y presentirá este padre hoy colgado en el tablón de anuncios de una insólita página web? ¿Desencanto, impotencia, vasallaje? Si me permitís un segundito, voy a consultar un dato: el año en que fue abolida la esclavitud.

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