Atusado el ingenio

Comentario editorial del espacio radiofónico Café de París – Cadena COPE – Viernes 30 enero

Estimados oyentes de la Cadena COPE: No hay que ser un lince para percatarse de la carencia humana que asola y azota nuestros días: aquella cuyas cadenetas nos adornan de pleitesía en lo material, en lo superficial y, por ende, en lo trivial. Nadie se llame a engaño: somos mendigos del dinero, somos pordioseros del ansia de poder, somos impenitentes habitantes de la Isla del Tesoro de la avaricia que rompe el saco.

Los árboles de la ambición –de nuestra desaforada ambición- no dejan ver el bosque de las gratificantes pequeñeces que iluminan cuantas riquezas emocionales gravitan en derredor. No hay peor ciego que aquel empecinado en no ver más allá de lo meramente visible.

Proclamo esta reflexión a viva voz después de tributarme el homenaje de una lectura de veras recomendable: el tomo de artículos/necrológicas que, editada por la Fundación MAPFRE, recoge todos los obituarios escritos (entre 1925 y 1965) por el inicialmente ultraísta –y posterior mago de la metáfora- don César González Ruano.

Cada columna de César –del luminoso “O César o nada”- nos relativiza el patetismo de la muerte para ensalzar sin mayores miramientos la poética –acicalada eso sí- de la vida. Lean los oyentes artículos como “La madre de Charlot ha muerto”, “Ante la tumba de las víctimas de Novedades”, “Los ilustres por reflejo”, “El gorrión del Prado” o “Lo cómico y lo dramático” y enseguida interpretaremos al dedillo el magisterio de nuestra existencia desde los parámetros de la privilegiada –que no abolida- costumbre de vivir.

El rescate de libros compilatorios de artículos periodísticos a la antigua usanza –es decir: a la manera estilística del viejo periodismo- nos refresca las modulaciones de la mente. Nos arranca la venda de los ojos. Nos enciende el alma. E incluso –atusado el ingenio- alcanzará a reconvertirnos en personas. Y esta última permutación, la de recuperar nuestra genuina condición de seres vivos, se me antoja un auténtico milagro, una pica en Flandes, una razón para la alegría.

Convirtámonos en personas. Volvamos a la grandeza de lo inadvertido. Seamos honestos con nosotros mismos y abominemos, de una vez por todas, de las incontables traiciones del más puro egoísmo.

PROGRAMACIÓN CULTURAL

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