De cara al naciente año 2009…

A mis amigos/as de siempre, a mis incondicionales de nuevo cuño, a mi gente querida, a quienes me instruyen desde la sabiduría de la sencillez –desde el pragmatismo de la humildad, desde la grandeza de la ternura-, a todos cuantos formáis y conformáis la realidad que encuentro en derredor cada día que amanece, cada madrugada que nos adormece bajo la fronda inagotable -¡inquebrantable!- de la ilusión, a todos vosotros, corporativa alma máter de la sangre que irriga mi corazón, os regalo un puñadito de verbos para el naciente año 2009. Traspasa barreras, rompe rutinas, aniquila prejuicios. Ríe a mandíbula batiente. Sonríe a contracorriente. Perdona setenta vetes siete. Evoluciona. Escúchate, escúchame. Salta por encima del plinto –del rubicón, de la barricada- de la mediocridad. Crece, aventúrate, comparte, no compitas, guarda silencio, actúa. Hic et nunc, aquí y ahora, carpe diem. Aprovecha cada minuto como si fuese el último de tu existencia. Haz el bien y no mires a quién. No pierdas ninguna amistad por causa de una siempre burda y absurda disputa. Si dices “lo siento”, hazlo mirando directamente a la persona que te escucha. Descondiciónate: suelta amarras, ata cabos, no peches con la culpabilidad de la desdicha ajena. Pero, sin embargo, comprométete con el prójimo: siente su dolor como tu propia desdicha: supérate en la ayuda que ofreces a manos llenas. No te confíes, no bajes la guardia, no te conviertas en tu más traicionero enemigo. No conceptúes –ni para bien ni para mal- a las personas por sus parientes. Manifiéstate contra el aborto. Defiende la vida. Recuerda que la existencia es un tránsito hacia la esencia. No rebusques a tu alrededor un séquito de acólitos ni de prosélitos ni de fanáticos. Construye tu alma, reconstruye tu personalidad, instruye tu temperamento.

Cuando te encuentres perdido/a, rescata al niño/a que todavía anida dentro de ti. No basta con haber nacido hombre/mujer para ser persona. No alteres el curso de la naturaleza. Conjuga de continuo los verbos ser y hacer (y olvídate de una vez por todas del “tener”). Haz las cosas por ellas mismas y no por sus frutos, por sus intereses (creados o increados), por sus réditos. Lucha por tu ideal y no te plantes a la primera de cambio. Sé honesto/a contigo mismo/a. No reniegues jamás de tus principios. Regala libros. Mézclate con nuevas amistades. Sincérate únicamente con quienes despierten en ti el eco permanente de la confianza. No tengas miedo: no hay nada que temer. Lee. Escucha música. Práctica algún género deportivo (Mens sana in corpore sano). Turn on, tune in, drop out (conecta, sintoniza, fluye). Viaja, descubre, adéntrate en lo desconocido. No seas conformista, no seas pusilánime. No seas intransigente, no seas intolerante. No te creas mejor que nadie. No juzgues, no prejuzgues, no sojuzgues. Abraza a los demás, encaríñate, apasiónate. Equivócate, levántate, anda otra vez, avanza siempre de frente. Reivindica tu libertad. Respeta, asume, interpreta la del otro/otra. Sigue siendo, aspira a ser, lucha por ser… quien verdaderamente eres. Y… ¡Mucha alegría, mucho coraje, mucho ímpetu, mucha apuesta, mucho apretón de manos, muchos latidos, muchos ratitos inolvidables, muchos momentos imborrables, muchos guiños de felicidad! ¿Seguimos compartiendo la aventura de la amistad durante todo el año 2009? Marco te envía un fuerte abrazo.

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