Estaré en Sevilla el primer lunes de Cuaresma

En la jerezana Hermandad de la Sagrada Lanzada conservo apreciadas amistades. Rocío del Ojo, verbigracia. También Jordi, a la sazón Hermano Mayor de la carmelitana corporación del Jueves Santo. La saga de los Daza o el sacerdote Enrique Soler igualmente forman parte de mis allegados. Omito, en evitación de lamentables olvidos, muchos otros nombres propios. Sin embargo procedo a declararme culpable antes que reo: este año desertaré de mi jerezanía. Una deserción efímera, geográfica y voluntariamente acotada. Todos sabemos que el Vía-Crucis de la Unión de Hermandades –el primer lunes de Cuaresma- estará presidido por el Crucificado de la Lanzada. Todo un señaladísimo acontecimiento para los hermanos del enclave de la Carpintería. El Vía-Crucis de la Unión de Hermandades centra su fortaleza en el primigenio nombramiento –y postrer orgullo corporativo- de un Sagrado Titular como compendio de las devociones unitivas de sus cofrades. Permítanme una digresión con sesgos de prurito sin pretensiones: me siento satisfechísimo del organizado por mi Hermandad de las Cinco Llagas dos años ha. Hierática comitiva de hermanos silentes, erguida la faz y la cintura, sumidos en la compostura clásica de la Madrugada Santa. El pasado año no pude asistir: los preámbulos de una conferencia en la Academia de San Dionisio nos tuvo a Antonio Moure Sánchez y a mí entrelazados a los estudios de grabación de Onda Jerez Televisión (presenté en la docta casa regida por Francisco Fernández García-Figueras un vídeo documental biográfico dedicado a la memoria de Manuel Martínez Arce). Este 2009 tampoco acompañaré al Vía-Crucis del Consejo. Porque el próximo primer lunes de Cuaresma marcharé a Sevilla. Una escapada con sabores de aventura popular. Porque precisamente avanza de costero a costero bajo la niebla de la noche de los largos silencios, madrugadas del Viernes Santo de tronío de cornetas y majestuosidad cargada de nostalgias, el Cristo de los Gitanos, tez morena y cruz al hombro, queda fuera de mi alcance cada Semana Santa. El de la sevillana Hermandad de la duquesa de Alba quiebra temblores de Luna de Nisán mientras yo, a ciento y pico de kilómetros de distancia, visto la túnica blanca de otra corporación penitencial de franciscana estela. Pero este año –convergencia de los senderos de la Fe- el Cristo de los Gitanos saldrá a la Sevilla cuaresmal removiendo las conciencias de quienes, arracimados a su ingrávido caminar, sabrán rezarle desde las estaciones del Vía-Crucis del Consejo de Cofradías de Sevilla. Lo tengo rematadamente decidido: este año toca Sevilla para el Vía-Crucis del primer lunes de los restantes cuarenta días de las vísperas. Me extraviaré adrede entre la multitud para encontrarme en la realeza de un Nazareno siempre Valiente, siempre Portentoso, siempre Maestro.

PROGRAMACIÓN CULTURAL

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