Por los ríos de la negrura

Un redoble neutro. Una asfixia adyacente. Un hedor de expiración. Su cuerpo grácil emerge de las profundidades del dolor. Flota sobre los sudores de la desesperanza. Ya no suma incógnitas de la Sevilla ahora impávida, gélida, cruda en su oquedad. Marta navega por los ríos de la negrura, como una princesa hueca, como una hada sin infante que la coteje, como un suspiro antiguo. Con sus hechuras de sirena imprevista. Con su manual de paraísos perdidos. Con su sonrisa truncada en la clavazón de lo irreversible. Marta habla un lenguaje inapreciable: códigos inverosímiles, lágrimas manchadas, mudez invertida. Ya no crecerá en su naturaleza adolescente. Ya no se revestirá del coqueteo del amor definitivo. Bajo el puente de la vida corren las aguas de la muerte. Sevilla oscurece a destiempo. Una chiquilla ha sido enterrada en el siempre patético enigma de las humedades subterráneas. La juventud marchita. Ah desamores embrutecidos, ah cloacas de sangre y captura, ah traiciones del destino…

PROGRAMACIÓN CULTURAL

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