Discurso de presentación del libro del Pregón de la Semana Santa de Jerez 2007 editado por La Voz, la Escuela de Hostelería de Jerez y la librería Hojas de BohemiaSr. Director Comercial de La Voz don Juan Carlos Vega.
Sr. Periodista y académico, blogero de pro, internauta de prez, –magíster et amicus- don Andrés Luis Cañadas Machado.
Sr. Diputado de Cruz de la Actualidad Cofradiera, redactor de la intrahistoria semanasantera jerezana, empedernido locutor de primicias y finísimo antólogo de la respuesta nunca por callada no menos precisa y exigible y aleccionadora, contador de las verdades del barquero que muere cada tarde del Viernes Santo por la ermita de San Telmo, camarada, adepto, colega, cofrade Andrés Cañadas Salguero.
Compañero Francisco Carrasco. Señoras y señores, amigos todos.
Con su inconfundible y distintivo y solemne deje de voz, con conocimiento de causa, con sabiduría de intelectual grecolatino, con la busilis –pasional y devocional- que comporta el apego a las esencias de la propia tierra, así ha declarado por activa y por pasiva el actual presidente de la Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras don Francisco Fernández García-Figueras que la presentación de un libro –de cualquier libro- siempre ha de constituir una fiesta –un eslabón de orgullo, una miasma de satisfacción- para todos cuanto amamos el noble mundo de la cultura.
Mayormente en la ocasión que ahora nos ocupa, nos concierne y, de todas a todas, nos compete. Porque el parto libresco, textual, manual de la obra que hoy aupamos a viva luz ha costado gotas de sangre de contrarreloj, sudor de prisas de contracorriente y lágrimas de vivezas de contratiempos.
Duro y pedregoso aconteció el sendero pero iluminada su meta.
La heroicidad –sí o sí- ha merecido no ya la pena sino –muy al contrario: ojo avizor y nadie se llame a engaño- la suprema alegría de un resultado que deviene en resultante fruto requetebién parido.
Los ginecólogos del paritorio, los hacedores del nacimiento, los propulsores del proyecto (proyecto a muy corto plazo) han trabajado a marchas forzadas, poniendo los pies en polvorosa, sacudiendo la tolvanera del pragmatismo, pero nimbados de ilusión, plenitud, presteza, diligencia, celeridad, vivacidad, apresto y cohesión profesional.
El libro del Pregón de la Semana Santa de Jerez 2007 ya ha nacido como una bienaventuranza revelada a quemarropa, como un guiño alado, como un remolque de versos tonados y de besos robados, como una paginación de los memoriales del gozo, como una orilla espumada de la plata quieta del canto de amor de un cofrade por las lindes y por las lides de su Semana Santa.
El pregón de Andrés ya puede catalogarse como una realidad editorial tangible. Alea jacta est. Al fin la suerte está echada. A Dios gracias los plazos se cumplieron a rajatabla después de montarse, diseñarse, corregirse, editarse e imprimirse sus ciento y pico de páginas en apenas seis días. Un récord, una osadía, una quimera salvable, una ensoñación y un rotundo triunfazo.
La Voz, la Escuela de Hostelería, la Librería Hojas de Bohemia han apostado con denuedo y convicción por el pistoletazo de salida de una obra que –consustancialmente- merecía el sobreesfuerzo de su puesta en marcha.
A partir de este mediodía de vísperas de palmas colgadas en los balcones de la nostalgia, sólo nos restan minutos para la remembranza de un Pregón que reavivó –ajeno a sutilezas conceptuales- la universal antonomasia del sentimiento cofradiero.
Hace apenas un mes recibíamos en esta Escuela de Hostelería la paradigmática disertación que, en torno a la ontología del Pregón de la Semana Santa, ofrecía a manos llenas y sin folios de por medio don Enrique Víctor de Mora Quirós.
Hoy cerramos esta cosmología de rimas con el grito encendido de la proclamación de la Palabra. Nuestro ínclito poeta José Manuel Caballero Bonald asegura que unos labios sellados no son sino una paz con rejas.
Andrés Cañadas Salguero es un cristiano henchido de paz interior que jamás ha sellado sus labios. Quizá por eso, quizá, su Pregón de la Semana Santa –vencejo de estrofas con vuelo de eterno retorno- supuso entonces y supone ahora –bajo la perennidad de esta versión en libro- un suspiro de gloria, un soplo de luz y una bocanada de Camino, Verdad y Vida.
Muchas gracias.
Sr. Periodista y académico, blogero de pro, internauta de prez, –magíster et amicus- don Andrés Luis Cañadas Machado.
Sr. Diputado de Cruz de la Actualidad Cofradiera, redactor de la intrahistoria semanasantera jerezana, empedernido locutor de primicias y finísimo antólogo de la respuesta nunca por callada no menos precisa y exigible y aleccionadora, contador de las verdades del barquero que muere cada tarde del Viernes Santo por la ermita de San Telmo, camarada, adepto, colega, cofrade Andrés Cañadas Salguero.
Compañero Francisco Carrasco. Señoras y señores, amigos todos.
Con su inconfundible y distintivo y solemne deje de voz, con conocimiento de causa, con sabiduría de intelectual grecolatino, con la busilis –pasional y devocional- que comporta el apego a las esencias de la propia tierra, así ha declarado por activa y por pasiva el actual presidente de la Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras don Francisco Fernández García-Figueras que la presentación de un libro –de cualquier libro- siempre ha de constituir una fiesta –un eslabón de orgullo, una miasma de satisfacción- para todos cuanto amamos el noble mundo de la cultura.
Mayormente en la ocasión que ahora nos ocupa, nos concierne y, de todas a todas, nos compete. Porque el parto libresco, textual, manual de la obra que hoy aupamos a viva luz ha costado gotas de sangre de contrarreloj, sudor de prisas de contracorriente y lágrimas de vivezas de contratiempos.
Duro y pedregoso aconteció el sendero pero iluminada su meta.
La heroicidad –sí o sí- ha merecido no ya la pena sino –muy al contrario: ojo avizor y nadie se llame a engaño- la suprema alegría de un resultado que deviene en resultante fruto requetebién parido.
Los ginecólogos del paritorio, los hacedores del nacimiento, los propulsores del proyecto (proyecto a muy corto plazo) han trabajado a marchas forzadas, poniendo los pies en polvorosa, sacudiendo la tolvanera del pragmatismo, pero nimbados de ilusión, plenitud, presteza, diligencia, celeridad, vivacidad, apresto y cohesión profesional.
El libro del Pregón de la Semana Santa de Jerez 2007 ya ha nacido como una bienaventuranza revelada a quemarropa, como un guiño alado, como un remolque de versos tonados y de besos robados, como una paginación de los memoriales del gozo, como una orilla espumada de la plata quieta del canto de amor de un cofrade por las lindes y por las lides de su Semana Santa.
El pregón de Andrés ya puede catalogarse como una realidad editorial tangible. Alea jacta est. Al fin la suerte está echada. A Dios gracias los plazos se cumplieron a rajatabla después de montarse, diseñarse, corregirse, editarse e imprimirse sus ciento y pico de páginas en apenas seis días. Un récord, una osadía, una quimera salvable, una ensoñación y un rotundo triunfazo.
La Voz, la Escuela de Hostelería, la Librería Hojas de Bohemia han apostado con denuedo y convicción por el pistoletazo de salida de una obra que –consustancialmente- merecía el sobreesfuerzo de su puesta en marcha.
A partir de este mediodía de vísperas de palmas colgadas en los balcones de la nostalgia, sólo nos restan minutos para la remembranza de un Pregón que reavivó –ajeno a sutilezas conceptuales- la universal antonomasia del sentimiento cofradiero.
Hace apenas un mes recibíamos en esta Escuela de Hostelería la paradigmática disertación que, en torno a la ontología del Pregón de la Semana Santa, ofrecía a manos llenas y sin folios de por medio don Enrique Víctor de Mora Quirós.
Hoy cerramos esta cosmología de rimas con el grito encendido de la proclamación de la Palabra. Nuestro ínclito poeta José Manuel Caballero Bonald asegura que unos labios sellados no son sino una paz con rejas.
Andrés Cañadas Salguero es un cristiano henchido de paz interior que jamás ha sellado sus labios. Quizá por eso, quizá, su Pregón de la Semana Santa –vencejo de estrofas con vuelo de eterno retorno- supuso entonces y supone ahora –bajo la perennidad de esta versión en libro- un suspiro de gloria, un soplo de luz y una bocanada de Camino, Verdad y Vida.
Muchas gracias.
